-Está confirmado. Peter Knight de Evergreen noaprobará la adquisición. Ya sabes qué hacer —dijola serpiente que tengo como padre, ni a dos pasosde llegar a la puerta principal.
—Acabo de llegar de un vuelo de siete horas. ¿No puedes dejarme instalar?¿Posiblemente decir hola?Se puso de pie, mirándome, un ligero tic en su mandíbula cuadrada. Semetió las manos en los pantalones de seda italiana. Su cuerpo de un metroochenta siguió las escaleras hasta el vestíbulo y se detuvo a unos centímetros demí. Estábamos frente a frente. Aunque yo era un centímetro más bajo, ya no meintimidaba. Sabía que si tenía que hacerlo, podría patearle el culo.
—Hola, Spencer —dijo, la sonrisa de una serpiente se extendió a través desu boca antes de caer—. Manos a la obra. No te pago para sentarte. No meimporta si son tus vacaciones de Navidad.
Nos quedamos donde estábamos, cada uno esperando a que el otro dieramarcha atrás. La tensión era palpable. Al final, su rostro se relajó y comenzó areír, dando un paso a un lado y cediéndome el paso. Recogí mis cosas y me dirigía mi habitación, dándome a mí mismo un montón de espacio para pasar sinsiquiera tocarlo.Cuando llegué a la parte inferior de las escaleras, cambié de opinión y tirémis maletas desde el segundo hasta el último escalón, con la intención derecogerlas después. Estiré mis músculos, amando la sensación del tronar de miespalda, y me dirigí a la cocina.
—¿Dónde diablos crees que vas? —preguntó, todavía de pie en el vestíbulo,mirando cada uno de mis movimientos.
—Si no saludo a mamá y Bridge, pensarán que algo pasa —le dije y seguí.
No respondió, pero sentí su mirada fija ardiendo en la parte trasera de micabeza.Sabía que mi hermana y mamá se encontraban en la cocina porque podíaoír sus risas en toda la inmensa monstruosidad moderna que era la casa de mispadres. Mi padre la escogió porque él elegía todo, y mi mamá accedió porque mimadre siempre va de la mano con lo que dice papá.Mi madre era una mujer hermosa, aunque no se daba cuenta. De hecho, erapreciosa, en el interior como en el exterior, pero compartía las característicasfísicas de una mujer de unos cuarenta años que había tenido dos hijos, y poralguna razón, pensaba que eso daba carta blanca a mi padre para engañarla, serun idiota y salirse con la suya.Tan pronto como entré en la cocina, mi hermana de diecisiete años de edad,Bridget, o Bridge como yo la llamo, chilló, saltando de su taburete y echando losbrazos a mi cuello. Sus ojos ardían con humedad cuando se apartó para mirarme.
—Mi Bridge —le dije, apretando sus mejillas, frunciendo sus labios.
—Mi Spence —balbuceó a través de sus labios de pez.Solté mis manos, la besé en la mejilla, luego la abracé.
—Te extrañé, Bridge.
—También te extrañé, amigo. ¿Qué haces aquí tan pronto? No teesperábamos hasta dentro de dos días.
—Lo sé. Después de que terminé mis exámenes, pensé en darles unasorpresa, decidí que la última celebración del dormitorio no valía la pena.Las manos de Bridge se reunieron en sus caderas y una ceja se arqueó sobreun ojo gris.
—Estás mintiendo, pero no me importa —dijo, sonriendo.
Mi madre, Jessica, se puso de pie, enderezando su delantal limpio y se alisóel cabello antes de caminar hacia mí.Mi madre era una ex reina de belleza de Tennessee, todo acento sureño ybuenas costumbres. En mis días de juventud, había hecho una gran cantidad de"Sí, señoras" y "¿cómo está usted?" para ser etiquetado el rarito en mi escuelaprivada de Cali. No hace falta decir que perdí mi cortesía heredada a los sieteaños.
—Mamá —dije, tirando de sus pequeños hombros hacia mi pecho.
—Bebé —dijo ella, su sonrisa arrugando las líneas de expresión alrededorde sus ojos. Besó mi mejilla, luego trató de inmediato de limpiar su residuo delápiz de labios con sus rojos dedos bien cuidados—. Feliz Navidad, Spencercariño.
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Greed
RomancePor: Fisher Amelie >>Todos Los Derecho Reservados<< Regodéate, amor, porque te quiero. Quiero lo que tienes, quiero lo que no tienes, quiero más de lo que ya tengo. Quiero. Pero si tanto pides por algo a cambio, sigue adelante y vete. Sa...