Y ahora... ¿qué?

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Paseando por aquellos lugares que estaban a nuestro nombre he pensado en ti.

Sentada en un banco que significó mucho más que eso.

Hace muy poco que decidimos un adiós.

Un adiós súbito y rígido.

Con franqueza te diré que no he digerido el golpe.

Y se me hace extraño que todo fuera tan...

Efímero.

Fuimos tan efímeros como una estrella fugaz.

Y nuestro deseo se perdió con el viento.

Como aquel que le pedí a la luna de un 14 de noviembre.

O a la luz de las velas de mi pastel de cumpleaños.

En ese parque había mucha gente, mucho ruido.

Pero yo, cautivada de recuerdos, los silencié.

Y me permití imaginarte a mi lado.

"Vaya bobada", dirás.

Para mí tenía sentido de alguna que otra forma.

En ocasiones creo que todo fue un error,

o que quise demasiado,

no sé, tonterías mías.

No me malinterpretes, no te ruego nada.

Ni te pido perdón, ni exijo disculpas.

Hay dudas viviendo en mi cabeza que quizá jamás serán resueltas.

Que tu nombre la visita constantemente.

Que ralentizas mi reloj.

Que odio estar así y más por ti.

En fin.






Vorágine de PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora