Estoy en mi nueva habitación, es totalmente blanca y no hay ningún mueble a mi alrededor ni una cama.
Tengo en esta habitación tres años; no es tan nueva pero aun no logro acostumbrarme, llevo puesto este traje de fuerza todos los días.
Solo he deseado poder verte, es lo único que invade mi mente, estos tres años no dejo de imaginarte como llegas y abres esa pesada y enorme puerta, así yo poder verte...
Siento como abren la puerta, tal vez sean esas personas con bata blanca de nuevo.
Me sorprendo, eres tú...
Me miras confundido, debo entenderlo en estas condiciones.Pero luego me sonríes y rápidamente corres hacia mi y me das un abrazó.
Después de tres años siento un calido y muy satisfactorio sentimiento, tu no me tuviste miedo, no saliste corriendo al verme, me siento bien, estoy bien junto a ti, por favor no te vayas.