Mis parpados se sentían pesados y me tomo tiempo lograr abrir los ojos. Al hacerlo note que me encontraba en una cama de hospital conectada a miles de aparatos, no entendía lo que estaba pasando. "¿Como llegué aquí?", me pregunté mentalmente. No podía recordar nada antes de eso.
De repente note que la puerta de la habitación comenzaba a abrirse y un hombre con bata blanca ingresaba en la misma, era un doctor. Él se me acerco con cuidado y se paro junto a la cama.
-Veo que ya has despertado, yo soy el doctor Ruphert -dijo gentilmente mientras miraba hacía los aparatos que se encontraban a mi alrededor.
-¿Qué me pasó?¿Cómo llegué aquí? -pregunté algo nerviosa.
-¿Cómo te encuentras? -preguntó haciendo que siguiera la luz de una linterna de bolsillo medica- Un muchacho te trajo. Estabas inconsciente -dijo mientras escribía en una planilla.
-Me encuentro bien o al menos me siento bien, pero ¿Cómo termine inconsciente?¿Qué muchacho? -lo mire confundida.
-Al parecer te has desmayado y al caer te has golpeado la cabeza, lo cual ha causado una lesión en el lóbulo temporal y esto a generado la perdida de memoria. El joven ha venido a verte todas las tardes -dijo dirigiéndose a la puerta de la habitación- Creo que ya debe estar por llegar -y sin decir más, salio de la habitación.
"¿Pero por qué siquiera logro recordar mi nombre?" -me dije a mi misma.
-Así que ya has despertado -dijo un muchacho apoyado en el arco de la puerta. El era alto, con un cabello castaño y unos ojos verdes que me parecían tan familiares.
-¿Quién eres? -lo miré confusa.
-Soy Tom Radcrift -dijo gentilmente mientras se acercaba a la cama- Soy quien te trajo al hospital.
-Yo soy.....-Intente recordar algo, pero nada vino a mi mente- Realmente no sé mi nombre, pero gracias por traerme -le dije gentilmente.
-Ya veo -Tom se quedó en silencio por algunos segundos, pero luego me sonrió y dijo- El doctor dice que mañana podrás ir a casa.
-Eso sería genial, si supiera donde vivo -dije con frustración mirando hacia la ventana que se encontraba en la habitación.
-Bueno puedo llevarte a donde te encontré, quizás puedas recordar algo que te sea de ayuda -dijo dubitativamente.
-Gracias -dije y el me dedico una sonrisa cálida- ¿Puedo hacerte una pregunta?.
-Claro.
-¿Porque eres tan gentil conmigo? -aparto la vista de mi y comenzó a mirar hacia la ventana.
-Siento que debo ayudarte, eso es todo -al terminar de decir aquellas palabras volvió a voltear hacia mi y me regalo una media sonrisa.
Le regale una sonrisa y luego mire hacia la ventana. Realmente me gustaría recordar algo, aunque sea lo más mínimo, sentir que tengo alguna idea de mi identidad. Pero a pesar de que quisiera creer que algo vendría a mi mente, nada lo hacía.
En la tarde una enfermera se acerco a la habitación y me dijo que pronto vendrían a desconectarme de los aparatos y que me traerían algo para comer.
En la noche, al terminar de cenar, me recosté de lado mirando hacía la ventana hasta que comencé a escuchar la voz de una mujer que de a poco parecía acercarse a mi y pude distinguir una figura femenina acercándose con una cálida sonrisa en su rostro, una sonrisa que me hacía sentir en casa. La mujer estiro su mano para tocar mi rostro, luego se inclino con cuidado y beso mi frente para segundos después alejarse y mirarme con cariño.
-¿Quién eres? -pregunte con suavidad y sentí caer una lagrima por mi mejilla, estaba llorando, pero ¿por qué?.
Ella me sonrió y se volteo, alejándose cada vez más de donde me encontraba, quería seguirla pero no podía moverme. Cuando se encontraba lejos, se volteo y susurro algo, que por la lejanía no llegué a oír. La oscuridad comenzó a invadir la habitación, y como en una oleada de viento, llegaron aquellas palabras que la mujer había susurrado "Adiós Lucy", mis ojos se abrieron de repente y mi corazón no dejaba de palpitar, me encontraba en la habitación del hospital, lo que significaba que eso había sido solo un sueño.
-Lucy... ¿Ese será mi verdadero nombre? -Dije mirando hacía la ventana.
Me senté en la cama y decidí ponerme de pie, quería acercarme a la ventana y ver el exterior. Por alguna razón sentía que ver el cielo nocturno me relajaria.
Mi cuerpo parecía encontrarse algo adormecido, pero puse mis pies firmes en el piso y me puse en pie. Sabía que ahora debía caminar hasta la ventana, esta parecía estar tan lejana. Pero comencé a caminar, paso por paso, un pie delante del otro, hasta llegar a la ventana. Cuando levanté la vista pude ver a las estrellas brillar y a la luna iluminar tenuemente los rincones más oscuros. Aquella vista era maravillosa y generaba en mi una enorme tranquilidad interior.Me preguntaba que fue aquello que soñé, quién era aquella mujer y por qué había soñado con ella. ¿Qué significaba ese sueño?.
Al cabo de unos minutos decidí volver que debía volver a la cama, pero por más que lo intentaba no lograba conciliar el sueño. Esa noche no logré dormir bien.
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Recuérdame
Romance¿Te imaginas despertar en un hospital sin saber quién eres? Pues eso es exactamente lo que le sucede a nuestra protagonista, una joven que no recuerda siquiera su nombre. ¿Cómo descubrirá quién es?¿Qué le pasó?.