En un pueblo de Amsterdam, se haya la pequeña Adelaida. Durante un día de verano quiso ir a una tienda que funcionaba como mercado de pulgas. Ya estando allí, logra ver una cantidad de libros con grandes historias. Luego de permanecer toda una mañana husmeando entre cada libro, encontró, ¡por fin!, uno que la sorprendiera y la intrigara. Era un libro muy grueso, pero con poco texto pues tenía las letras muy grandes y una imagen por cada hoja.
Adelaida se llevó a casa tres libros, y todos eran americanos. Dos, eran los típicos libros clásicos de fantasía, y el otro era aquél libro ancho que tanto había llamado su atención en la tienda. Cuando, al par de días ya ella había leído los dos libros de historias clásicas, se queda mirando en su mesa de noche ese libro gordo, y dice:
—Jum... Creo que ya es tiempo. Aunque termine de leerle mañana, voy a por el.
Comenzó al leer que la portada, y decía: "Mi mejor amigo, Edgar". Cuando la pequeña Adelaida susurra:
— No se ve mal.
Tras tres días que estuvo leyendo el libro, hace la conclusión de que ¡Le ha parecido fantástico!, algo tétrico, pero según Adelaida, los autores lo crearon de esa manera para causar mayor sensación al público. Pero lo que le ha causado mucha intriga, es que al final de la historia dice "continuar".
La historia la hizo sentir muy adentrada en el relato y al día siguiente, Adelaida salió nuevamente a la tienda, pero ésta vez decidida a encontrar la segunda parte de "Mi mejor amigo, Edgar". Una vez estando dentro de la tienda, comienza a pasearse por los libros de ficción, aventura, para niños, para adultos, cuando el vendedor, Jeams, quien resulta ser buen amigo de Adelaida, se le acerca y pregunta.
— ¡Hola, Didi! ¿Cómo te va? Veo que te fue bien con los últimos libros que te llevaste pues te veo aquí nuevamente entusiasmada.
— Oh, Jeams. Necesito tu ayuda. ¿Recuerdas que uno de los libros que me llevé se llama "Mi mejor amigo, Edgar"? Okey, de ese libro estoy buscando la segunda parte, pues tiene una continuación.
— Ah, pero mira nada más. Éste libro lleva circulando en mi tienda durante años, y a pesar de que no eres la primera quien llega preguntando por una continuación del mismo, nunca ha llegado a mi tienda la dichosa.
— ¿Es en serio? No puede ser que ésta vez me quede con la intriga — Dice Adelaida con un suspiro de decepción. — Había encontrado muchas cosas fantásticas e interesantes en el.
— Sin embargo, Didi, si puedo decir que dentro de mi curiosidad, busqué en Internet y logré hallar varias críticas y opiniones con respecto a ésta.
— ¡Oh, mi Dios! ¡Es en serio, Jeams? ¡Cuéntame, anda! ¿Sobre qué trata?.
— No sabría explicarte concretadamente, Didi, pero lo que pude encontrar me da a entender que sí existe una continuación. Lo más extraño es que existen versiones diferentes. Lo que me hace creer que son únicamente recreaciones propias de los fanáticos de la primera parte. Siendo sincero, no quise indagar mucho en el tema.
— Lástima que no hayas podido encontrarla, aunque me da gran satisfacción saber que sí existe. Si es cierto que los fans crearon su propia versión de la continuación, yo también haré lo mismo — Dice Adelaida, muy entusiasmada y decidida — ¡Los lectores merecemos una segunda parte!
— Ja, ja, ja. Bueno, Didi. Mucha suerte con eso. Ten por seguro que cuando la termines, yo la exiviré en mi tienda.
Adelaida, quien fue a su casa y se sentó frente a su libro, pensando, pensando, pensando y pensando...
— ¿Qué puedo escribir que llene de intriga, y a la vez de un poco de temor, tal vez?
La pequeña estuvo escribiendo hoja tras hoja, mientras que todas y cada una terminaban en la papelera. Caminaba por los pasillos de su casa, buscando ser abarcada por una gran idea. Transcurrió la noche y solo pudo ser abarcada por un gran sueño. Esa noche hubo entre sus sueño, risas y sonrisas, pero también llantos y lamentos. Gritos de gozo y felicidad, pero también de auxilio; hubo juegos sencillos y divertidos, como también terroríficas sensaciones de persecución.
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Su mejor amigo, Edgar [EN CURSO]
Mystery / ThrillerEn un pueblo de Amsterdam, se haya la pequeña Adelaida. Ésta, a la corta edad de casi 11 años, era considerada muy inteligente, hasta por sus padres; no porque se definiera tras alguna enfermedad. Solamente que no necesita ayuda para comprender lo q...