La Carta Del Moño Rojo

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Desgarrando al cinta adhesiva consigue abrirlo; y para más sorpresa, consigue una caja de menor tamaño adentro con una etiqueta que decía ''No abrir. Abrir solo en caso de emergencia''. Extrañada, aparta ésta caja para continuar mirando dentro de la más grande. Habían muchos vidrios rojos. Era un espejo.

- Oh, no... Se ha quebrado.

Dice Adelaida decepcionada; y cuando toma un pedazo se da cuenta de que detrás de éste decía ''Baño''. Al revisar los demás decían ''Dormitorio'', ''Comedor'', ''Sala de estar'', ''Pasillo principal'', etc.

Algo confundida, ella escarbando entre todos los pedazos de la caja y en el fondo, halló una nota que decía:

"Estoy listo para narrar tu historia, Didi.

Firma, Edgar. ''

Adelaida deja todo en el suelo y se levanta anonadada y caminando hacia la puerta. Se queda mirando el jardín de su casa y la entrada a los autos... Pensando.

¿Qué es ésto que está pasando?. Es éste momento cuando ve que éste momento cuando ve que la banderilla roja de su buzón se levanta y no precisamente por la insistencia de una brisa, y así le pasa por la mente cerrar la puerta e ir a ver.

Al abrir el buzón, consigue una carta que trae pegada una estampilla con un moño rojo. Quería leerla, pero no conseguía la manera de abrirla. Tenía su mente en blanco. Es aquí cuando ella siente que lo que sucede es extrañamente divertido. Se tranquiliza un poco y va caminando nuevamente a casa con una sonrisa en el rostro. Al entrar escucha el teléfono sonar, pero algo tan insípido como eso, no era relevante en ese momento para ella, por lo que ni siquiera captó su atención.

En su mente solo vagaba la carta.

Adelaida se dirigió a su habitación, miró a Edgar por varios segundos y aún sonriendo, le dijo:

-Parece que me haz enviado una carta.

Y entusiasmada le dice

- ¿Quieres acompañarme a leerla?

Lo tomó en sus brazos y se fue con él al auditorio. Sentó a Edgar en sus piernas, abrió la carta y comenzó a leer.

''¡Ansioso, ansioso, ansioso estoy de verte, mi querida amiga! Tenía realmente mucho tiempo que no me sentía en un hogar.

Me da gusto encontrarte. Para un personaje como yo, no es nada fácil encajar en la vida de otro sin ser subestimado. Solo he convivido con 5 personas en mi existencia, y todas aparentemente adultas, a mi parecer. Pues los niños no saben apreciar el valor material de un muñeco como yo. Es por eso que ninguno había podido tomar la escencia de Luther. Un chico de 17 años, cuyo amor hacia mi era tan grande que me dio vida.

Él fue realmente muy especial, pero sus amistades insistían en obligarlo a deshacerse de mí, pues yo no era adecuado para él, según ellos.

Fue una lástima; las próximas cuatro personas sólo era niños en cuerpos extra-pubertos. No conocían la belleza de una mente abierta... Hasta que te conocí. "

Adelaida, aún leyendo la carta, ni se inmuta pues entre palabras, nunca pensó que realmente fuese Edgar quien escribiera la carta como en efecto, lo era... Pensaba, mientras continuaba su intrigante lectura.

" Solo Luther conseguía hablarme de manera sincera. Se reía conmigo aún sin yo decir nada y tomaba en cuenta mi opinión, aún sin yo poder expresarla.

Solo Luther reaccionó tranquilo en el momento en el que, indirectamente, me dirigí a él. Sin gritos, sin ojos saltones ni llamadas a líneas de apoyo, como hicieron los demás.

Su mejor amigo, Edgar [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora