Piratas

Si alguien le hubiera dicho al Cap. Jack Sparrow que conocería a una persona capaz de enamorarlo, seguramente este hubiera afirmado al instante que sus únicos y más grandes amores en su vida eran el océano y la libertad. Y sin embargo ahí estaba él, observando desde la puerta de su camarote a aquel joven que hacía algunos meses solo era considerado un estorbo para él.

*Flashback. Hace seis meses.*

-Es usted el Capitán Sparrow? - preguntó una voz gruesa aunque tímida a espaldas de Jack

- El mismo. Quién pregunta? - respondió el pirata con ese aire entre altanero y despistado que era característico en él.

- Soy Jean-Pierre... y hace un año que dejé todo y me uní a la tripulación del Cap. Grenouille.

- Oh! Así que vienes con el ggan señog pigata fgancés - se burló Jack dejando entrever su antipatía por el pirata en cuestión.

- Así es, dejé toda la vida que conocía en Francia y me volví pirata. - contestó Jean sintiéndose orgulloso de su atrevimiento - Le sorprende?

- No, el último muchacho que hizo eso ahora es capitán del mismísimo Holandés Errante. - respondió orgulloso al recordar a Will Turner - Pero, a todo esto, que es lo que buscas conmigo?

- Verá, yo quisiera unirme a su tripulación.

- No, vuelve a tu nave muchacho - contestó Sparrow haciendo un movimiento de desdén con la mano.

- Comenzaré limpiando el Perla si es necesario - repuso el chico insistiéndole al capitán.

- Y por qué?

- Quiero ser un gran pirata, navegar en el más bello navío existente y bajo las órdenes de una leyenda viviente como lo es usted señor.

Si bien Jack era necio y testarudo, también era muy vanidoso, por lo que, al oír semejantes palabras del crío aquel se sintió halagado y terminó por aceptar. De este modo, Jean se unió a la tripulación del Perla Negra.

*Fin Flashback*

Jack decidió finalmente que debía salir a despejarse. Después de mucho andar por las calles empedradas de aquel pequeño pueblo en el que el Perla había tocado tierra la noche anterior, dio con una pequeña taberna llamada "La Cola del Gato".

Lo primero que notó al entrar fue que un grupo de jóvenes entonaba aquella canción que Jean a todas horas cantaba o tarareaba, y la que para Jack cada estrofa tenía un significado que tenía que ver con Jean.

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Con dos monedas y una copa de ron
El viento a toda vela
No hay lugar ni sitio mejor
Que un océano de alcohol

Jack sabía perfectamente bien que la piratería era la vida que le había tocado vivir, no era que le disgustara, pero no había sido una opción. Sin embargo, Jean decidió vivir de ese modo, y eso era lo que los unía.

Con la luna por capitán
Y la muerte por bandera
El horizonte es parte de mi
Y el infierno mi país

Ambos estaban expuestos a inumerables peligros, a cada movimiento del barco los acechaba la muerte, estaban condenados a ir al infierno en cuanto murieran por todos aquellos pecados cometidos mientras vivieran. Así que... por qué no amarse sin tapujos? Era lo que le había dicho Jack a Jean después de aquella vez en la que, después de haber bebido más ron que de costumbre, había besado aquellos labios que sólo sabían sonreir.