EL PRIMER ENCUENTRO

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La hermana Jude, pensativa por el caso del señor Walker, sale de su despacho y se encuentra con Lana, quien no duda en preguntarle qué pasara con él y cuánto tiempo durará encerrado, a lo que la hermana Jude le responde: -No me gustan las personas entrometidas, y mucho menos si son periodistas, es mejor que se vaya por donde vino y no se meta en mis asuntos; Lana boquiabierta le responde: -Es usted una persona muy engreída para ser una monja; La hermana Jude la mira con enojo y le pide a los policías que aún siguen ahí que la saquen del edificio, Lana arremete contra los policías y les dice que antes de salir la dejen ir al baño, la hermana Jude asiente con la cabeza y la dejan ir, Lana camina suavemente mientras examina cuidadosamente el lugar, desde la entrada principal hasta el despacho de la hermana Jude.
Una vez en el baño Lana saca una libreta y hace una serie de anotaciones, abre el grifo y se lava las manos que aún siguen sucias por la caída que tuvo hace un rato, de repente se abre la puerta del baño y entra la mano derecha de la hermana Jude, Lana se queda fría al verla, la mira de arriba abajo y delicadamente extiende su mano y dice: -Mucho gusto, Soy la periodista Lana Winters; Ella sonríe y extiende su mano y responde: -Yo soy la hermana Mary Eunice, estoy para servirte; al estrechar su mano la hermana Eunice siente un escalofrió recorrer su cuerpo, siente un cosquilleo en su entrepierna y suelta un pequeño gemido de placer, algo que nunca le había pasado al conocer a una mujer, Lana atrevidamente acaricia un poco su mano y la hermana Eunice al sentirse excitada y rara a la vez se suelta y sigue al lavado, Lana se voltea y le dice: -Nunca había visto a una monja tan sexy; ambas se ruborizan a lo que la hermana Eunice le responde: -Y yo nunca había sentido esto al conocer una mujer; Lana se acerca y le acaricia su mejilla, baja poco a poco su mano hasta llegar a sus senos y empieza a acariciarlos suavemente, su respiración acelera cada vez más y la hermana Eunice también lo hace con Lana y empiezan a besarse entre gemidos, de repente una voz se oye desde afuera: ¡Señorita Winters, es hora de irse!, ambas se quedan heladas y Lana se despide diciendo: -Volveré por ti; coge sus cosas y sale corriendo de allí.

Launice, Una Historia De Amor En Briarcliff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora