EL CLíMAX

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Lana al ver a la hermana Mary Eunice recuerda todo, desde su llegada a Briarcliff, hasta lo que había anotado en su libreta antes de que se la quitasen: -Hola señorita Winters; el corazón de Lana da un salto de alegría, pese a que estuviera encerrada, la hermana Eunice era lo único que le importaba en ese momento: -Hola hermana; Lana la observa completamente, como si la viese por primera vez: -Me contaron que no comiste nada; Lana la mira con tristeza y asiente con la cabeza: -Acompáñame; extiende su mano y Lana la coge con delicadeza, ambas no pueden ocultar la sensación que eso les produce.

La hermana Eunice la lleva a la cocina, que en ese momento está completamente sola, le pasa un par de panes y una bebida: -Come un poco; dice la hermana Eunice en un tono tierno y suave, Lana hambrienta devora los panes en un santiamén; -Muchas gracias hermana, moría de hambre: de su rostro sale una pequeña sonrisa y le guiña el ojo, Lana no puede evitar sentirse excitada en ese momento; -Te estuve pensando, sabes...: dice la hermana Eunice mientras se acerca lentamente a Lana, toma suavemente su cabeza por detrás y le da  un beso con lengua, lento y húmedo, vuelve el cosquilleo en la entrepierna y ambas no pueden evitar los gemidos, Lana se voltea y agarra sus pechos, empieza a masajearlos, La hermana Eunice comenzó a bajar su mano hasta llegar a la vagina de Lana que estaba bastante húmeda, separaron su labios y mirándose fijamente a los ojos, separó el calzón de Lana y empezó a acariciar su clítoris, las piernas le empezaron a temblar y los gemidos se hacían cada vez mas fuertes, mientras tanto la hermana Eunice seguía mirándola fijamente mientras Lana se retorcía de placer.

Lana soltó los pechos de la hermana Eunice y de inmediato se quitó la ropa, dejando así sus pechos totalmente descubiertos, la hermana Eunice sacó su mano del calzón y comenzó a subirla lentamente hasta llegar a la boca de Lana, Lana empezó a chupar lentamente sus dedos, saboreando sus propios fluidos, con sus manos empezó a desnudar a la hermana Eunice, quien ya estaba también muy excitada, le quitó lentamente su atuendo de monja, cuando ambas estaban totalmente desnudas, la hermana Eunice se acostó en el suelo y Lana le terminó de quitar el calzón, empezó besando sus pies y subió lentamente hasta llegar a su vagina, la hermana Eunice no podía contener los gemidos que eso le provocaba, Lana introdujo su dedo por la vagina y lo hacia cada vez más rápido, la hermana Eunice tomo la cabeza de Lana y la sostuvo con fuerza: -Ohh no pares por favor; decía la hermana Eunice entre gemidos, Lana paró y empezó a acariciar el clítoris con su lengua, la hermana Eunice estaba muy excitada, mordiéndose el labio para evitar gritar, Lana alcanzó a ver algo en la cocina que  le llamó la atención, se paró y de inmediatamente regresó: -Cierra los ojos; le dijo a la hermana Eunice, quien le hizo caso al instante, Lana traía un pequeño rodillo que lo quería utilizar como dildo, empezó a penetrar a la hermana Eunice lentamente, quien gritó un poco al sentir esa sensación, Lana seguía haciéndolo y el ritmo se aceleraba cada vez más, produciendo movimientos involuntarios en la hermana Eunice quien no aguantó más y llegó al Clímax: - ¡OH DIOS MIO! 

La hermana Eunice miraba a Lana de una manera excitante: -Es tu turno le dijo ella...

Launice, Una Historia De Amor En Briarcliff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora