2 • besitos de lodo

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Taehyung parece tener más lodo que bloqueador y eso a Jimin le da gracia.

Pero a Jin no así que se abstiene de reír y dirige sus manitos hacia su boca, culpable.

—¿Cuántas veces tengo que repetirlo?

—Unas 10 porq-

—Cállate, Nam.

—Lo siento amor.

—Ahora, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? —Taehyung alza la cabeza y suspira—. Tae...

—Que debo estar siempre cerca o puedo perderme. Si, si, ya capté, Jin-hyung —hablando de perderse, su mirada lo hace en un punto fijo sobre el hombro del mayor, pero el nombrado no parece notar que ahora V le anda lanzando guiños disimulados al de cabello rubio y este, en serio, en serio lucha por no reír, presionando más sus manitos contra sus labios—. Prometo no volver a escapar.

—Te olvidaste de la parte en donde te lanzas a un charco de lodo. No eres ningún perro, ¿lo sabes o no?

Un "te amo" silencioso sale de sus labios y Jimin sonríe bajo sus palmas.

—Lo sé, lo sé.

—No trajimos ropa de cambio. También sabes eso, ¿no Taehyung? —frunce el ceño, esperando respuesta. Y no, no llega, porque el que debería darla se mantiene distraído con que-sabe-quién. La paciencia de Seokjin se agota y prefiere gastarla en escuchar los raps improvisados de Yoongi y Hoseok, dentro de esa pequeña carpa atrapa mosquitos, a soportar la actitud infantil del que tenía al frente—. ¡Taehyung!

Aparta la vista de Jimin, quién desde hace buen rato logró controlar su risa y reunió valor para seguirle el juego a Tae mandándole besitos silenciosos. La imagen se quedaría guardada en su mente y no había que preocuparse de eso.

—Lo siento, tenías un mosquito al lado...

—Suficiente, me voy. Espero que cuando regrese al menos hayas solucionado lo de la ropa —indignado. Así se retiró Jin: completamente indignado. No volvería a traerlos, ni a sacarlos, ¡ni a cuidarlos!

Le daría migraña si no iba a por su bolso y una pastilla.

Por otro lado, un castaño de gran sonrisa cuadrada corre hacia Jimin y espera ser recibido por sus bracitos abiertos y un gran beso. De esos que te dejan la sensación y no desaparece hasta después de un par de horas. En cambio, y para su mala suerte, el mayor se aleja unos pasos de él y niega. N i e g a.

Oh, ¿cómo debería sentirse?

—Sigues con lodo, Tae —ríe. Unos mechones rebeldes cayendo sobre su frente al mover la cabeza de nuevo para negar—. No puedo abrazarte así... —deja la frase en el aire cuando nota las otras intenciones—. Tampoco besarte.

—Pero es un poco de lodo, Jiminie

—Un poco de lodo que puede ensuciarme —se cruza de brazos y pensativo, trata de buscar la solución. A Jimin no le gusta ver a su novio triste—. ¿Y si te doy cariño de lejitos?

El más alto quiere oponerse. Decirle que un poco de lodo no hace mal a nadie. Quiere, pero no puede. Observa lo impecable que está su mayor y acepta a regañadientes que ser egoísta era muy poco común en él. La opinión de Jimin siempre sobre la suya.

—Okay, okay... —parece pensarlo o no estar convencido, pero su sonrisa vuelve a aparecer con mas fuerza e ilusión plasmada en su rostro—. Pero, ¿prometes darme cariño apenas lleguemos a casa y pueda bañarme?

Escuchar la risa de su pequeño le hace sonreír más.

—Claro, siempre y cuando te bañes, Taehyung. A mi no puedes engañarme.

Rayos.

Un Vmin para llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora