Parte única.

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La primera vez que besó a SoonYoung, lo hizo cuando él estaba llorando. Unos chicos se habían burlado de él, decían que era demasiado feo como para pensar en ser idol. SoonYoung había hecho como que todo estaba bien hasta que todos se fueron y quedaron solos ellos en aquel sótano verde. Él estaba recostado contra el espejo, todo el tiempo había estado evitando reflejarse en él. SeokMin lo había notado, pero no dijo nada e intentó hacerle sonreír durante todo el día, pero falló terriblemente.

Se arrastró felinamente, porque sí, quería cazar la tristeza de SoonYoung y matarla; no soportaba ver al muchacho triste. Cuando el mayor alzó la vista, se quedó sin palabras y lo único que se le ocurrió fue juntar sus labios en un beso torpe. En dónde él terminó con una herida en el labio inferior por los aparatos de SoonYoung. El hyung casi lloró por lo apenado que se sentía de haberlo lastimado. Quizá no había sido cursi o ardiente, pero al menos le había sacado ese pensamiento de la cabeza al coreógrafo del grupo.

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La primera vez que hicieron el amor, SeokMin deseaba mostrarle a SoonYoung lo bello que podía llegar a sentirse atrapado dentro de ese cuerpo que el mayor tanto detestaba. En ese momento estaba preocupado por no arruinarlo y al mismo tiempo distraído por su propio placer, así que no le dio mucha importancia a que SoonYoung no se hubiera quitado el buzo enorme que traía puesto. En ese momento, había perdido la cabeza cuando el mayor susurraba su nombre, extasiado.

Cuando terminó todo, ellos se quedaron recostados, riendo y diciendo estupideces como los idiotas que eran. En ese momento, cuando le dió frío y los cubrió a ambos con una frazada, se dio cuenta que el otro aún estaba medio vestido. Iba a preguntar, pero no quería arruinar el clima, porque SoonYoung estaba sonriendo y él amaba verlo sonreír de ese modo. Mordió juguetonamente una de sus mejillas, susurrando que le gustaban mucho. Pero eso pareció caer como un balde de agua fría sobre su cabeza.

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Todos sabían que SoonYoung y SeokMin eran algo, pero nadie preguntaba mucho. WonWoo miró con cierta confusión cuando SoonYoung se alejó repentinamente de JiHoon, quién estaba en su mundo, bailando esas canciones de hip-hop que tanto le gustaban. Estaba hablando con Jun, el chino tenía el gesto adusto. Luego se acercó a SeokMin.

— SeokMin-ah, ¿cierto que crees que JiHoon es sexy?

El aludido pestañeó un par de veces y asintió.

— ¡Te lo dije, JunHui! — exclamó y el extranjero rodó los ojos.

— ¿Qué le dijo, hyung?

— Cualquiera que esté bien de la cabeza elegiría a JiHoon como líder de la unidad de performance. Baila bien, tiene más carácter que yo y bueno, es sexy. Digo, parece un niño cuando lo ves así, pero es alguien gigante en el escenario.

SeokMin se levantó bruscamente, todos se giraron a verlo. Incluso JiHoon. Tomó de los hombros a SoonYoung, afirmando su agarre.

— No hay nadie en este mundo que se me merezca más ese puesto que usted — afirmó. El mayor abrió la boca, pero no le dio tiempo a protestar cuando lo calló con un beso. No uno lindo, como los que le daba SoonYoung. Era uno brusco e impetuoso con el que creía ser capaz de transmitirle el fuego que corría por sus venas que el mayor encendía.

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Fast Pace llegó a los escenarios más rápido de lo que todos hubieran esperado y los muchachos se encontraron así mismos descubriendo que hay mucho de sensualidad en las líneas circulares y en los rompimientos bruscos de movimientos que fueron creados por la habilidosa mente de SoonYoung. El coreógrafo lucía feliz y se deslizaba por el cuarto espejado como si pudiera devorar cualquier problema que se le atravesara. SeokMin tenía sus sospechas del motivo y había llegado a tener sentimientos encontrados. 

Le gustaba que su hyung estuviera feliz y luciera tan seguro de sí mismo, pero si eso se debía a una drástica pérdida de peso de alrededor de diez kilos, no sabía si podía sonreír con tranquilidad al comer pensando en todo el sacrificio que tuvo que hacer SoonYoung. Lo había visto durante el poco tiempo que separó el comeback de la gira, evitar todas esas cosas dulces que a él tanto le gustaban en pos de lucir más guapo ante los ojos del mundo. Ante sus propios ojos, realmente. 

  — SeokMin-ah, ¿crees que luzco bien? — preguntó durante la prueba de vestuario. 

El menor miró al coreógrafo a través de sus pestañas y de la camisa floja que hacía que las mangas colgaran. Para Lee SeokMin, Kwon SoonYoung siempre había sido hermoso, incluso si pesaba cuarenta kilos o cien, no habría diferencia ante sus ojos. Lo sujetó entre sus brazos, apoyando su cabeza sobre su hombro, porque no sabía qué hacer. No quería alentar aquel comportamiento tan destructivo, pero no podía desmerecer el esfuerzo del muchacho. Incluso si no decía nada sería empujarlo más profundo en ese vicio que había adoptado. 

 — Siempre has lucido bien, hyung. 

No era una historia que tuviera un final feliz, ni siquiera un final triste. Porque su esfuerzo por recordarle a SoonYoung su hermosura, era una misión cotidiana. Mientras que el mayor se esforzaba por cumplir los estándares sociales, estaría en medio de ese pantano que lo consumía hasta que se diera cuenta que nada de lo que pensaran de su cuerpo era importante. 

love yourself // soonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora