Capitulo 2

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Jane

El viaje a la casa se me hizo más extenso de lo que yo creía, en el trayecto, Astor intentaba tomarme de la mano pero yo la apartaba y no dejaba que me tocara, el parecía confuso pero dejo de insistir tras un par de intentos.

Llegamos a casa y me bajé del coche tan rápido como pude, tampoco di un portazo pero estuve a punto de darlo, Astor caminaba tras de mí y no hizo amago de querer hablarme por lo que le agradecí silenciosamente.

Cuando llegamos el coche de Peter estaba estacionado al frente por lo que me imaginé ya había llegado, entre a la casa sin antes haber tocado y sentí repentinamente el aire acondicionado a todo lo que da.

En cuanto entré a la casa todo parecía vacío, no parecía la misma casa la cuál era está mañana o los días pasados, parecía otra, los colores estaban más apagados y el ambiente divertido de siempre se había esfumado por completo.

—Bueno, sientate— Dijo Astor y se sentó frente a mi, yo hice lo mismo pero en el sillón que me quedaba más cerca y que estuviera los más lejos de Astor posible.

Minutos después de haberme sentado llego Peter con una caja sobre sus manos, depositó el objeto sobre la mesa y se sentó en el sillón individual a un lado de Astor.

Hubo unos minutos de silencio y yo esperaba a que ellos empezarán. Astor miraba al techo, a las paredes, a sus manos, a sus pies, a donde fuera miraba pero menos a mi y eso me alteraba, por lo contrario, Peter me miraba fijamente con una mirada dura como el acero lo cual me incomodaba.

—Y bueno... Se supone que me explicarían en este momento.—En cuanto hable Astor volteo a mirarme con mirada nerviosa y sus manos temblaban.

—Bueno... Ya sabes que somos vampiros.— Dijo Peter restándole importancia a la situación como si ser vampiros no significará nada.— Te contaremos todo, Jane, pero, necesitamos que nos jures que jamás en toda tu vida lo contarás.— Peter mueve la mano sin preocupación y Astor se remueve en su asiento incómodo.

—Bueno.— Puse mi mano derecha sobre mi corazón y cuando estaba dispuesta a continuar me interrumpe Peter.

—No no no no, lo haremos al modo vampiro para que no puedas romper tu juramento por qué si lo rompes, seas vampiro o no, estarías encadenada al infierno toda la eternidad.

—¿¿!!Queee??¡¡

—Como escuchaste.— Dijo Peter y bufó y sacudió el pelo que tenía sobre la frente.

—Peter... Cálmate, recuerda que ella apenas está conociendo sobre nosotros y no podemos forzarla a hacer cosas que solo los vampiros ya avanzados hacen o humanos que ya saben de la existencia de ellos hace algún tiempo, además, te recuerdo que tú todavía no tienes ni 10 años siéndolo m.

Peter se puso a reflexionar y asintió.

—Bueno pero al menos que lo jure.—Dijo Peter y me miró con ojos de pistola.

Me acabaré la garganta y puse mi mano derecha cobre mi corazón.

—Juro solemnemente no decirle nada a nadie de lo que escucharé a continuación y me llevaré el secreto hasta la tumba.— Peter y Astor asintieron por lo que creí estaban satisfechos.

—Empezaremos con lo básico, los vampiros aparecieron por un virus, un médico, Cole Anshin, experimentaba con humanos para intentar curar la Mentafilincina, una enfermedad mortal en la cual la piel se te ponía escamosa y cuando estabas a punto de morir se te cerraba la garganta y morías ahogado, con el paso de los años otros médicos encontraron la cura pero el se empeñó a encontrarla en sus tiempos. Experimentó con personas de todos los lugares, de Africa, de Europa, de China, había infinidad de personas pero un chico en especial, Mitchell Ray Johnson. Era Europeo, de Londres exactamente, vivía feliz. Tenía 5 hijos, vivía con su esposa en una casa en el campo y tenían todo lo necesario para sobrevivir.

LA OSCURIDAD 2: LA REVELACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora