Futuro

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Rankeillor Street, Edimburgo

Viernes 15 de Julio 2009

-Supongo que lo importante es aportar algo -dije-. Cambiar las cosas, vaya.

-¿En qué sentido, el de «cambiar el mundo»?

-No, todo el mundo no, sólo la pequeña parte que te rodea.

Estuvimos un momento sin decirnos nada, con los cuerpos abrazados en la cama individual. Después nos dio la risa, una risa ronca, de final de madrugada.

-Me parece mentira haberlo dicho -me queje -. ¿A que suena un poco cursi?

-Un poco.

-¡Intento ser estimulante! Intento elevar tu alma ramplona para la gran aventura que te espera. -Me gire a mirarle-. Aunque tampoco es que lo necesites. Me imagino que ya tendrás perfectamente planeado todo tu futuro. Seguro que te has hecho un esquema cronológico, o algo por el estilo.

-Qué va.

-Bueno, ¿qué, qué vas a hacer? ¿Cuál es el gran plan?

-Pues... mis padres pasarán a recoger mis cosas, lo dejarán todo en su casa, y yo estaré un par de días en su piso de Londres, viendo a algunos amigos. Luego Francia...

-Muy bonito...

-Después puede que a China, para ver qué tal, y luego igual doy un salto a la India y viajo un poco por la zona...

-Viajar -suspire-. Qué previsible.

-¿Qué tiene de malo viajar?

-Dirás huir de la realidad.

-A mí la realidad me parece que está sobrevalorada -dijo él, con la esperanza de dar una impresión oscura y carismática.

Y yo hice una mueca de desdén.

-Supongo que está bien, para el que se lo pueda permitir. ¿Por qué no dices «me voy dos años de vacaciones», que es lo mismo?

-Porque viajar da amplitud de miras -dijo él, apoyándose en un codo para besarme.

-Huy, creo que tú ya eres un poco demasiado amplio de miras -dije apartando la cara (al menos de momento). Volvimos a apoyarnos en la almohada-. Pero bueno, no te preguntaba qué harás el mes que viene; me refería al futuro futuro, cuando tengas... no sé... -Hice una pausa, como si evocase una idea fabulosa, una especie de quinta dimensión-. Cuarenta años, o por ahí. ¿Tú qué quieres ser a los cuarenta?

-¿Cuarenta? -Por lo visto a él también se le resistía el concepto-. Ni idea. ¿Puedo decir «rico»?

-Muy, pero que muy superficial.

-Bueno, pues «famoso». -Me empezó a acariciar el cuello con los labios-. Un poco morboso, todo esto, ¿no?

-No, morboso no..., emocionante.

-¡Emocionante!

Me estaba imitando la voz, mi leve acento de Yorkshire, para hacerme quedar como una tonta. Yo ya estaba acostumbrada a que los niños pijos pusieran voces raras, como si los acentos tuvieran algo inusitado, y pintoresco. No era la primera vez que me tranquilizaba sentir por él una punzada de antipatía. Se apartó con los hombros, hasta apoyar la espalda en lo fresco de la pared.

-Sí, emocionante. Se supone que tenemos que estar emocionados, ¿no? Con tantas posibilidades... Es lo que dijo el rector: «Las puertas de la oportunidad abiertas de par en par...».

-«Vuestros nombres son los de la prensa del día de mañana...»

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2014 ⏰

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