1: Yo oí que...

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Core.

<<—Entonces, ¿Qué haremos cuando el enojo llegue a nosotros, Core?

— ¿Golpear algo?

—No...

— ¿Llorar?

—Puede ser una mejor opción que la primera, pero tampoco me refiero a eso y lo sabes.

Solté un suspiro derrotado, a mi psicólogo no le gusta mucho mi sentido del humor y será capaz de negarme mi alta de la clínica.

—Contar hasta sincronizar mi respiración con el conteo, preferiblemente que sea hasta diez, Doc.

—Bien Core, estás lista. >>


§


No había nada más raro y reconfortante que sentir mi cama después de seis largos meses.

Pasar una noche entera sin ruidos ni incomodidades se sentía como el paraíso en este momento, no me quejaba de la clínica, en realidad era un segundo hogar para mí ya que nunca me trataron mal, pero no faltaba en las madrugadas aquel que gritara por alguna rara razón, así que poder dormir cuatro horas seguidas era la gloria en ese tipo de lugares.

Fue mi primera noche en casa y también me siento muy agradecida de por fin tener mi propio baño, extrañaba mucho la privacidad, nunca creí que fuera algo esencial en mi vida el bañarme sin tener tiempo limitado o volver a usar ropa que me gustara, sé que suena muy superficial pero no me importa.

Al bajar encontré el rostro sonriente de mi madre preparando el desayuno, y a pesar de que no cocinara muy bien, no había tenido este tipo de atenciones en un largo tiempo así que me deje consentir a pesar de que me fastidiara un poco el hecho de que esté tan feliz siendo de mañana, yo ya estaba empezando a fastidiarme de este día aunque aún no llegara a la escuela, claro que disimulé una sonrisa durante el desayuno para no preocuparla demás.

Se despidió de mí algo preocupada por mi primer día y yo hice mi camino a la escuela. Al caminar por la calle un auto pasó cerca de mí y para mi mala suerte salpicando agua de un charco.

Conté hasta tres, respire y seguí mi camino.

Veamos el lado bueno, Core, hoy es el primer día de clases, lo peor que me puede pasar a partir de hoy fue que ese tonto carro me salpicara un poco. De ahora en adelante las cosas ya solo pueden mejorar.

Era reconfortante saber que no tendría clases con los estúpidos de mis antiguos compañeros ya que ellos ahora estaban en la universidad mientras que yo, por el tiempo que perdí en la clínica, tenía que cursar mi último semestre.

Pero al menos por lo que sé mi amiga, Lisa, estaría ahí ya que es un año menor que yo. Nunca pude formar una buena amistad con los de mi curso así que tuve que recurrir a buscar amigos en otros grados. Ella aún no lo sabía pero, sería su nueva compañera, la última vez que la vi cundo fue cuando estuvo en la clínica para visitarme y contuve mi emoción de decirle que pronto me darían de alta para así darle una "sorpresa".

Al entrar me dirigí a mi aula, era mejor si no encontraba a nadie que conociera para evitar preguntas estúpidas y si me mantenía lejos, entonces nadie podría reconocerme. Todavía ni llegaba a la primera clase que me tocaba y choqué con alguien, sentí la temperatura de mi rostro subir a causa del enojo momentáneo pero al voltear noté a Lisa, así que ese sentimiento se desvaneció rápidamente al ver su chistosa cara de confusión.

Yo oí que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora