Capítulo 1

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Tony se tambaleó contra la pared, avanzó hasta el salón común tan rápido como sus pies torpes se lo permitían. Estaba ebrio, el whisky tenía sus sentidos obnubilados.

Ah, la dulce embriaguez.

Dejó caer su cuerpo pesado sobre el sofá y echó la cabeza hacia atrás, colocó la botella con el líquido color oro apretada contra su frente.

—H-Hmng... —Un quejido suave salió de sus labios. El frío del cristal relajaba su cabeza atontada. Duró así unos minutos.

—J-Jodido Rogers... —Reclamó luego y dió un trago a la botella. El dulzor del whisky miel contrastó el amargo sentir en su interior.

¿Quién era Steve para hacerlo sentir así?
Podía beber cuando quisiera, cuánto se le diera la gana.

Y ahí estaba, como un crío encaprichado, tomándose su reserva privada como si de agua se tratara.

Soltó una risita.

—Que te den, R-Rogers. Que te den fuerte y... H-Hip.

Abrió los ojos y tiró la botella a medio beber a su lado.

«A la mierda la alfombra» pensó al ver como ésta se estropeaba.

Seguramente por la mañana el equipo notaria el desastre; el camino de botellas y las cosas mal acomodadas. Pero, ¿qué importaba?
Él iba a disfrutar de la vida, del placer de hacer enojar a Steve. Disfrutar de su rostro enfadado, de los ojos furiosos y la mandíbula apretada.
Rió otra vez con ganas, hasta que algo lo distrajo de sus embotados pensamientos.

—Miren lo que tenemos aquí... —Balbuceó y de una caminata irregular llegó hasta el televisor de tamaño grotesco ubicado en una de las paredes.
Apoyado en el mueble que sostenía el aparato estaba nada más y nada menos que el escudo del Capitán.
¿Por qué estaba allí? Frunció el ceño.

Por su cabeza pasaron toda clase de ocurrencias, cada una más ingeniosa que la otra; desde destruir el hermoso disco hasta pintarlo de algún color que ridiculizara a Steve.
Todo normal, había pensado esas cosas antes. Excepto...

Sus pupilas se dilataron, aún más de lo que ya estaban por la embriaguez.

Ésta podía ser su oportunidad de desquite contra Steve, una única ocasión de venganza. El rubio no lo sabría jamás. Él se encargaría de ocultar la evidencia, porque sino, lo perdería para siempre... Sabría en verdad lo que era ser repudiado por su modelo a seguir.

Tragó pesado y un cosquilleo de morbo encendió su pecho. Se inclinó y delineó la fría aleación con su dedo índice alrededor de la curvatura y luego saltándose hacia la estrella solitaria en el centro. Una maravilla geométrica. Cuantas veces lo había estudiado. Poseía las medidas exactas. Joder, probablemente el orden de los átomos que lo componían. Lo conocía tan bien como al mismo Steve.

Steve

El perfecto espécimen que lo traía de cabeza. El deseo lo abrumó en su estado y el capricho lo golpeó con aún más fuerza.

«Jódete, Steve.»

Mordió su labio inferior y llevó ambas manos hacia la bragueta de su pantalón. Palpó lentamente por encima antes de bajar el cierre, exhaló aire ruidoso. Los nervios y la expectación lo carcomieron, alborotandolo.

—Santa mierda... —Abrió el botón de un sólo movimiento brusco y dejó caer el pantalón al piso. Sus mejillas coloradas adornaban la afectada expresión de su rostro.

«Si me vieras ahora, montarias en cólera»

Al bajar la ropa interior, la inflamada cabeza de su erección brincó libre.
Escupió su mano diestra y tan pronto como cubrió la carne palpitante un ritmo cadencioso se apoderó de la situación.

Tiró del prepucio hacia atrás y del diminuto orificio enrojecido brotó líquido pre-seminal. Un gimoteo abandonó su desinhibida boca y las gemas furiosas de Steve aparecieron tras sus ojos cerrados: Lo imaginó gritar y luego sujetandolo fuerte contra la pared, presionandolo con sus manos grandes y asfixiandolo con su cuerpo firme.

«"R-Rogers..." le diría inquieto, jadeante. "Eres un sucio, Stark, inmoral..." Steve le respondería y se apretaría más contra su cuerpo y él aprovecharía eso para friccionarse, porque el muslo grueso de Steve lo recibiría en cada embestida.
“No me apartas'', le gruñiría resentido y Steve al momento lo sujetaria de las caderas para acelerar el ritmo hasta volverlo animal. Una lucha de control, ropa torcida y roces calientes de piel. El palpito delicioso comenzaría a llenar su vientre, aumentando la tensión en su pene húmedo segundo a segundo.
''Mierda...'' Steve le morderia la boca por mal hablado y justo al instante las manos grandes del capitán buscarían sus nalgas tensas para estrujarlas y terminar de enloquecerlo contra la pared. Sin tregua ni respiro, con su miembro siendo aprisionado sin contemplación se sujetaria de los hombros de Steve, desesperado.
"Yo, yo... Ah, joder" Rogers colaría su callosa mano bajo su ropa, trazando a través de su estómago un camino hasta atrapar su miembro duro. Entonces estiraria el cuello, luchando por aire en medio de la exquisita tortura que era esa mano apretando su glande y frotándo su frenillo. La burbuja en su vientre bajo continuaría llenándose hasta estallar y eyacular como un puberto necesitado.»

El orgasmo lo asaltó en la realidad, el semen manchó parte de su mano temblorosa y salpicó el escudo tricolor.

Sacudió su miembro una vez más y se dejó caer de rodillas al suelo.
En la realidad no había un Steve que lo sostuviera.

En medio de su ebriedad y al terminar el sopor post-eyaculación, entró en pánico al darse cuenta de lo que había hecho.

Había mancillado el escudo del Capitán América.

La evidencia estaba allí, derramándose, ensuciando.

Sintió vergüenza de sí mismo.

—¿Estás ahí, Tony? Quería disculp-

Estaba jodido.

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