Capítulo 2

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El miedo mareó a Tony en cuanto vió a Steve parado junto a la puerta, fue todo lo que distinguió con claridad antes que sus ojos se nublaran con rapidez. Al cerrarlos, las lágrimas corrieron libremente por sus pómulos, exhaló y entonces se dejó caer completamente contra la alfombra.

-Tenías razón, soy una vergüenza... -Balbuceó y al oír pasos firmes en su dirección se encogió sobre sí mismo, haciéndose un ovillo, esperando por un golpe, uno que nunca llegó.

-¿Steve...? -Probó llamándolo.
No obtuvo una respuesta verbal.
En cambio, unos fuertes brazos lo envolvieron y lo levantaron del suelo.

Steve no tenía palabras, contempló como el hombre en sus brazos temblaba desconsoladamente aferrado a su camisa, la tela se fue humedeciendo por las lágrimas, llegando tibias a su piel. Para el temor de Steve, demasiado rápido el temblor en las manos de Tony se extinguió y el agarre firme desapareció.

-¿Tony?

Se desvaneció en sus brazos.

×

Un paño frío lo sacó del vacío negro en el que se había sumido su mente durante la inconsciencia. Pronto el tacto agradable rodeó sus labios y mejillas para detenerse en su frente a reposar. Apretó los párpados cuando una punzada atravesó sus sienes.

-Stark. -Los dedos de Steve se hundieron en su cabello. Se removió inquieto. -¿Puedes abrir tus ojos?

Negó azorado, quería dejar de existir, que un volcán lo hiciera desaparecer. No merecía la compasión de Steve Rogers. Era un alcohólico de mierda enamorado del mejor hombre que pudiera haber conocido en su vida.

-Déjame solo... -Su voz se oyó gastada, deplorable.

-No, acabas de desmayarte. -Las caricias en su cabello no cesaron.

-Rogers, por favor... -Gruñó, pero se tuvo que sentar de golpe, sintió líquido amargo quemando en su garganta.

Iba a vomitar para completar su humillación.

Llevó ambas manos a su boca y presionó allí.

-No te aguantes, le hará bien a tu cuerpo vaciarse.

Él era todo lo que nunca podría obtener y anhelaba.

Las manos frías de Steve se deslizaron por su frente, estaba sujetándolo para que no se golpeara camino al inodoro.

¿Cómo llegó a ese punto?

-Sé que debes sentir asco de mí...

Steve comprendió que no se refería al vómito.

-Entenderé si quieres poner una denuncia...

Una nueva ola de arcadas lo interrumpió, y otra vez tenía los brazos de Rogers rodeándolo para aguantar su peso muerto mientras vomitaba.

Steve lo obligó a levantar la cabeza una vez hubo terminado de vaciar su estómago.

-¿Mejor?

Asintió, autómata. Era la verdad, aunque la cabeza lo mataba del dolor, su estómago sí estaba más calmado.

-¿Por qué? -Preguntó con la mirada clavada en las baldosas, mientras Steve le limpiaba el rostro con un paño ahora remojado en agua tibia.

-¿Qué cosa?

-Por qué eres tan bueno conmigo aún después de que...

-Te veo como tú no lo haces contigo mismo.

Se atrevió a mirar al capitán, por suerte el hombre le daba la espalda. Vio que revolvía en el estante de útiles de aseo personal. Recién entonces cayó en cuenta de que estaban en el baño de su dormitorio.
Hizo caso omiso a su lengua patosa y habló, necesitaba saber. -¿Cómo me ves?

-No hablemos ahora. -Steve zanjó el tema y luego de ayudarle a ponerse de pie le tendio el enjuague bocal.

Tomó un sorbo dentro de su boca y escupió en el lavabo.

-Te dejaré para que te des una ducha.
-No. -Respondió Tony de inmediato.

Steve enarcó una ceja, sin entender.-¿No quieres darte una ducha o... -Un silencio se extendió durante un par de segundos- qué?

-Respondeme. -Insistió.

-No estás en condiciones de una charla en estos momentos. -Rogers se le acercó y lo tomó por los hombros. -Mañana te esperaré en el estudio, hay otro asunto que contemplar, ¿vale?

-¿Cuál?, ¿Vas a decirles...? -El estómago de Tony se retorció y el pánico amenazó con reaparecer.

Steve lo notó en los ojos afectados. -El incidente de ésta noche queda entre nosotros.

Tony se relajó ligeramente, pero la vergüenza no disminuyó. Sentía que si Steve se iba de ese baño no volverían a hablar nunca más.

-Sigo sin entender por qué no me has quebrado la nariz.

-¿Por qué piensas que haría algo así?

-Yo lo haría.

-¿Quieres que te golpee?

-. . .

-Eso creí, tú no quieres ser golpeado y yo en definitiva no quiero hacerlo.

-Por supuesto, Capitán América no abusa de los débiles.

Steve negó con un amago de sonrisa, y dirigió sus manos a la camisa de Tony. -Te ayudaré con los botones, ¿está bien para ti?

-Sí. -Contuvo el aliento.

Al obtener el permiso las manos hábiles comenzaron su labor, pacientemente los botones fueron soltados; ojal por ojal. La piel de Tony se erizó cuando Steve deslizó la camisa por sus hombros.

El reactor brilló entre ambos.

Steve se apartó y dobló la camisa antes de tirarla al canasto de la ropa sucia.

-Perdón, Steve.

-¿Por qué, Tony?

-Fuí irrespetuoso, sucio, yo... Por favor, Rogers...

Steve exhaló. -Tony...

-Estaba enojado... Antes quería golpearte. -Confesó, sus labios temblaban.

-Por nuestra discusión, entiendo... -Contestó el capitán y entonces se acercó hacía la grotesca bañera y se inclinó para accionar el agua. -Entra.

-No. -Espetó Tony. -Escúchame. ¿Sabes por qué lo hice?, ¿en qué pensaba?

Steve negó, aún dándole la espalda mientras permanecía reposando sobre sus rodillas.

-Cuando peleamos, en el fondo quería verte perder el control, pero no, te apartaste y mis ganas de... -Se restregó el cabello. -No sabes lo hermoso que luces furioso, tu mandíbula se tensa y tus ojos brillan más azules que nunca...
Es el efímero momento en que tu atención es completa para mí.

Tony se hincó tras Steve y lo abrazó. -Fui caprichoso, colapsé... La frustración y el amor nubló mi razón -Se recostó en la espalda amplia y caliente, y frotó su rostro allí. El aroma de Steve era magnífico.

-Tony... -Sintió como los músculos del abdomen de Steve temblaron y se tensaron, y es que sus manos apretaban allí, posesivas.

-Sí, Rogers, me corrí pensando en ti, puedes odiarme...

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2018 ⏰

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