PARTE 2 CÓATL

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                                                                                                   2

                                                                             LA BRUJA SERPIENTE.

— ¡Cóatl!.....

Mi nombre significa serpiente, proviene del idioma Náhuatl.

Vivo en un pequeño pueblo, donde soy respetada por la gente, quien en ocasiones me hace visitas para curar el mal de ojo a algún pequeño, limpias u otros trabajos. Soy una sacerdotisa o bruja como otros suelen llamarme.

Conozco a Samanta desde que era una recién nacida, ¡y cómo no! Si yo fui su partera.

A su padre le conocí cuando joven... o eso aparentaba.

Como todas las mañanas, muy temprano, subía al monte a cortar mis hierbas, mis menjurjes pues. Ese día en especial me levante más temprano a hacer el trabajo, aun no se asomaba el sol. Sabía que existía la posibilidad de encontrar algún tipo de fiera o incluso a un nahual caminando por el monte, pero no les temía.

Conocía toda clase de espectros y abominaciones, pero no como el espécimen que encontré tirado en el zacate. Había escuchado historias sobre ellos, historias que provenían de la Europa antigua, pero nunca había visto uno, hasta esa mañana.

— ¡Ayúdame mujer! No me dejéis morir, si me transformaron en lo que soy es por un propósito y aun no lo he cumplido... ¡No me dejéis morir por Dios! Ten compasión de un hermano —. El hombre que yacía en el suelo era tan bello como un arcángel, sin embargo no era uno. Sobre sus labios se asomaban unos poderosos colmillos, sus ropas manchadas de sangre eran muy elegantes. 

Junto a él estaba el cuerpo inerte de un pequeño conejo.

"Ten compasión de un hermano" Tal vez no éramos de la misma especie pero alguna vez en su otra vida ese joven lo fue. Además mi orgullo no me permitía dejarlo ahí tirado. Lo tome en mis brazos y lo lleve hasta mi choza. Le permití beber sangre de algunos de mis animales: pollos, conejos, vacas, etc, para que recuperara sus fuerzas.

Me apresure a cavar un hoyo detrás de mi choza, lo suficientemente profundo para esconderlo ahí durante la puesta del sol y este no lo matara. Eso si eran ciertas las leyendas sobre ellos. Ahí permaneció durante dos días, recuperándose.

Al caer la noche del tercer día, se presentaron 15 hombres, todos uniformados y comandados por un hombre llamado Zimón Verssi.

Zimón era el jefe en turno y se encargaría de regresar a Fabio Cufara de regreso a Italia. 

Sin querer me vi involucrada en el asunto, Zimón se encargo de explicármelo todo.

Después se despidió con un beso y jamás le volví a ver.

En cuanto Fabio, volvió a los pocos meses. Se había enamorado de una mujer llamada Lilia. Él la visitaba todas las noches, su amor fue creciendo, sin importar que se tratara de un vampiro, estaban tan enamorados que decidieron tener un hijo y así fue, Lilia quedo preñada.

Fabio enloqueció con la noticia y decidió dejar algunos de sus poderes atrás para poder criar a su hija, incluso renuncio a su inmortalidad. De nuevo intervine en ese asunto, elaborando un amuleto para que Fabio cambiara su alma a un cuerpo mortal, pero no era cualquier cuerpo, así podría seguir luchando contra sus enemigos.

Era una especie de chaman que luchaba contra algunos vampiros; y que yo sepa lucho hasta el último momento.

Nunca les deje solos, no me importaba viajar varias horas para llegar hasta el pueblo donde él vivía con su esposa e hija.

Ahora después de su muerte, tengo más responsabilidad con ellas.

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