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Una cola me recorre el flanco, y siento el aliento de Ojos de Avellana en mi oreja antes de escuchar su voz.

—¿Qué esperas, cabeza de musgo? Las presas ni las hierbas se llevan solas.

Los Gatos Guerreros | Enfermedad | [Libro 1 de LSD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora