ஐBloody.(One)

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-¿Por qué te vas? Somos tu familia, además no es seguro allá, Bloody... Sabes que hay un delincuente suelto.

Las palabras de su hermana Jaquelline retumbaron en su cabeza, no se iba de ahí porque quería, se iba de ahí porque era necesario.

Siempre fue la hija débil, la hija que se escondía detrás de sus hermanas mayores. O al menos así se veía a ella misma. Con decisión tomó su mochila del suelo, una bolsa con comida suficiente para unos días y sin mirar atrás, salió de ahí. Era hora de salir del reino de Hyrule, era hora de hacerse independiente.

Al salir decidió llegar al pequeño rancho que pertenecía a una vieja amiga, extrañamente sintió que alguien iba detrás, pero bastaron algunas miradas fugaces para darse cuenta de que no era así. Tocó la puerta y nadie abrió, bueno, ¿Quién estaría despierto a la una de la madrugada?

Se sentó bajo un árbol que había cerca, jugó unos minutos con su reloj de bolsillo.

-¿Qué haces afuera tan tarde, putita?

Casi salta de su lugar cuando escuchó una voz desconocida a un lado de ella, miró de reojo y notó que había una persona alta, de complexión fornida, con cabello claro y ojos del mismo color que este.

-T-Tú... ¿Quién eres? 

Él formó una sonrisa, una malévola que le indicaba a la chica que no terminaría bien para ella. De inmediato él sacó una pequeña cuchilla de su cadera, y se hincó frente a Bloody.

-Dame tu brazo. -Ordenó.

La pelirroja lo miró, tenía miedo, pero cuando alguien frente a ti tiene una cuchilla filosa no puedes armar un escándalo. Estiró su brazo hacia él, con duda y algo temblorosa.

-Hey tranquila putita, no dolerá mucho. -Dijo para después tomar el brazo con firmeza, creando que sus dedos se hundieran en la piel de la chica. Poco a poco fue creando moretones, y en unos segundos se dedicó a admirar las expresiones que Bloo hacía.

Sonrió para luego enterrar la cuchilla en su brazo. La ojinaranja soltó lágrimas del dolor que estaba sintiendo, sentía cómo su brazo quemaba más y más.  Lloró tanto que terminó cansando a su agresor, el cual le dio una bofetada haciendo que de su labio inferior saliera algo de sangre.

-Eres muy escandalosa, dulzura. No es para tanto, en un par de horas seguro cicatriza... Además te estoy haciendo un favor, no soy el único que está por aquí a estas horas, con esa marca estoy evitando que alguien más te toque. Porque ahora eres mía.

Porque ahora eres mía.

Eres mía.

Bloody con un dolor punzante lo miró desde abajo, se sentía tan pequeña al lado de él. Tragó saliva y como pudo se acomodó mejor, arrodillándose.

-¿Quién e-eres?

El chico miró hacia ella, con una seriedad enorme, sus ojos habían tomado un color rojizo en donde se supone irían sus pupilas.

-Soy Fiera Deidad. Tu ahora dueño, putita.

Bloody odiaba ese sobrenombre que él le había puesto, de verdad. Con delicadeza miró su brazo, y notó que él había tallado sus iniciales justo en su piel, y un corte tan profundo en definitiva dejaría cicatriz. 

"FD."

Hurtful εїз Deitycest Donde viven las historias. Descúbrelo ahora