La Cena

51 8 9
                                    

-¿Qué tal todo Maddie?- Dijo Greg mientras recogía su cuadernillo acompañado de un lápiz que estaban en la mesa de trabajo que tenia.
-Hola Greg, supongo que todo bien ¿y tú?-dije con un tono apagado y ¿Cómo no?, después de la terrible pesadilla de la que desperté, por suerte.
-¿Cómo han estado las cosas en la escuela o en casa?- Quise decirle que había atrapado a mamá en un amorío con su jefe, pero si decía algo, era probable que mi plan fracasara y me descubrieran.
-Oh, todo ha estado de maravilla, de hecho, creo que por fin estoy mejorando, es decir, he hecho amigos, mis padres están de maravilla, yo estoy de maravilla, todo es realmente increíble- Se que sonaba exagerado, pero Greg llevaba tantos años tratando de escuchar algo así, que se que no me examinaría demasiado y solo reaccionaria con felicidad.
-Maddie ¿Esto qué me dices es en serio?- dijo con un tono serio, de seguro creía que era una broma.
-Claro que si Greg, en serio todo ha estado increíblemente bien- Dije, regalándole una sonrisa que enseñara todos mis dientes, tratando de imitar las sonrisas de Sussy. La cara de Greg prácticamente se deformo, y puso una sonrisa tan enorme que podía ver hasta el diente que se encontraba mas al fondo de su boca, de seguro hace tiempo no se ponía tan feliz.
-Por dios Maddie, eso es increíble, es decir, maravilloso, me alegro demasiado con la noticias que me estás dando, estoy muy alegre por ti Maddie- Dijo, mientras s le desafinaba la voz palabra de por medio.
-Por supuesto que si Greg, me siento increíble, a todo esto, a modo de celebración, ¿Te parece si me voy antes a casa?, planeaba juntarme con amigos- Espero que aceptara, a demás, ya no sé si podría seguir mintiéndole al pobre de Greg y de todas formas, ya quería irme a casa.
-Pero claro que si Maddie, tomate el resto del día y dedícate a pasarlo bien con tus amigos, nos vemos la próxima sesión ¿Si?-  Me levante de mi sillón y me despedí de Greg, al salir por la puerta susurré las palabras “lo siento Greg” solo espero que no se entere de lo que me dedicaría a realizar mañana.
Al llegar a casa me serví un poco de sopa instantánea que papá había preparado… supongo. Subí la escalera y papá estaba durmiendo en la cama matrimonial y al pareces se había vomitado encima, ya que se veía un liquido del color de la sopa sobre su ropa y el cubre-camas, solo lo ignore y realice mi ritual nocturno.
Ingrese a la ducha, que como siempre me esperaba al final del día con un abrazo tibio y reconfortador de agua, deje que el agua recorriera mi espalda y mi cabello, y solo me deje llevar. Al salir, cepille mis dientes, algo desganada, pero trate de hacerlo bien, mamá siempre me inculco mi higiene oral, supongo que es debido a su trabajo. Al terminar, solo entre a mi habitación, dejando la puerta con el seguro puesto y me recosté en mi cama.
Mañana si, mañana realmente me vengare, no creas que lo dejare pasar por alto Adam, claro que no. Cerré los ojos y solo dormí.
Al despertar lo primero que hice fue ver la hora, Bien, eran las 9:00am, mamá entraba a trabajar a las 10:00 am, así que supongo que el doctor Adam igual, de todas formas, trabajaban juntos.
Me levante y me vestí con las mismas andrajosas prendas del día de ayer, solo que esta vez añadí un sweater de color café oscuro que contaba con una capucha. Baje a la cocina para desayunar, aprovechando la oportunidad de ver quien se encontraba en casa. De desayuno habían huevos con tocino que ,me acerque y coloque la mano a un par de centímetros de los huevo, estaban tibios, eso significaba que mamá había salido de casa hace no más de 10 minutos, así que solo me senté a comer mis huevos con un trozo de pan del día de ayer.
Al parecer papá hoy se había animado a ir a trabajar ya que no lo veía en ninguna parte, sinceramente no me sorprendería que volviera pronto con la noticia de que fue despedido, ya que esta semana se ha ausentado demasiado, tampoco le tomo demasiada importancia.
Antes de salir de casa para completar mi plan, tome mi bolso de la escuela y guarde un cuchillo que nuevamente robe de la cajonera de la cocina de mamá, supongo que será una grata venganza matar al estúpido perro de Adam con el cuchillo de mamá, será bastante irónico, o que se yo, a demás, esta vez para no quedar con las manos ensangrentadas como lo sucedido con el gato del viejo Paul, le robe un par de guantes de látex quirúrgicos del botiquín que se encontraba en el baño, y del mismo baño saque unas coletas para el cabello, en caso de que las necesitara.
Al salir vi mi bicicleta, estaba ya algo oxidada, supongo que era por la cantidad de tiempo que llevaba en el jardín, en casa no tenemos alguna habitación o cuarto especial para guardar nuestras bicicletas o cosas por el estilo, así que solo las dejamos a la cruda intemperie.
Me monte en la bicicleta y comencé a pedalear hacia mi destino, esta vez sí sabía a qué lugar me dirigía, o algo así, solo espero que la pagina web estuviera en lo correcto, así que doble la esquina de la calle con mucha más seguridad que la que tenía el día anterior. Adam vivía a unas 5 o 6 manzanas lejos de casa, así que no me tomaría más de diez minutos llegar hasta el lugar que me mostraba la pagina.
Mientras avanzaba, no podía dejar de pensar en la magnífica hazaña que haría en la casa de Adam, era todo tan perfecto y minucioso, que nadie me descubriría, podría apostar que ni la policía lo lograría. El bolso de la escuela se iba agitando a cada pedaleo que hacía, y muchas veces durante el camino debía ir acomodándome el bolso para que no se trabara o no dejara caer mis herramientas.
Al llegar a la calle que me enseñaba la pagina, fui directamente a la casa que me mostraba mi móvil, vi el buzón de correo que mostraba grandes letras blancas perfectamente dibujadas que mostraban el apellido “Dickinson”, creo que ese no era el apellido de Adam, la  verdad no estaba del todo segura de su apellido. De repente escuche el motor de un auto encendiéndose detrás de mí, me coloque la capucha y luego gire levemente la cabeza, para echar un vistazo al auto del cual provenían los bulliciosos ruidos del motor. Logre divisar un auto de brillante color rojo, igual al automóvil de Adam, espere a que se alejara al menos una calle y media, para recién acercarme a la propiedad, leí el nombre del buzón de color azul, el cual tenía en grandes letras el apellido “Harris”.
-Creo que hemos encontrado a un ganador- dije para mis adentros, no podía recordar el apellido de Adam, hasta que lo vi en el brillante buzón, definitivamente esta era la casa, a demás, dentro de ella se escuchaban unos agudos ladridos, esta era la casa.
Ingrese al jardín de Adam, que a todo esto, era al menos dos veces más grande que el de nuestra casa, amarre mi bicicleta a uno de los pilares de madera que se encontraban en el patio trasero de la casa y me comencé a alistar.
Me quite el bolso del hombro y saque primeramente los guantes de látex, para no dejar ni un rastro de mis huellas en la casa, sé que muchos creerían que es una exageración, pero siempre he querido ser bastante precavida cuando se trata de “mis asuntos”. Luego busque una horquilla para el cabello dentro del bolso.
Me acerque a la puerta que se encontraba en el jardín e introduje la horquilla en la cerradura, había aprendido a abrir cerraduras desde pequeña. Primero practique con los diarios de vida de las chicas de la escuela, luego los candados de la lacena de casa y después con las cerraduras de casa, lo usaba principalmente cuando salía sin mis llaves. Estuve forcejeando unos 2 minutos con la cerradura, hasta que por fin cedió y se abrió la puerta.
Al momento de cerrarla, de inmediato oí unos ladridos muy chillones, eran demasiado irritantes y el escucharlo hacia que mi boca se apretara y arrastrara mis dientes, causando un dolor igual de agudo que los ladridos.
Ya estaba decidida, y como las muertes anteriores que había causado, no era culpa del perro spitz enano, era por culpa del estúpido de Adam que tenia a mamá como una de sus tantas prostitutas, de todas formas sus chillidos me estaban colmando.
La casa de Adam era bastante grande, y solo me concentre en buscar el plato de alimento del perro spitz, busque en la cocina, ya que fue el primer lugar que se me vino a lamente, pero no estaba ahí, y mientras buscaba los ladridos del endemoniado perro no cesaban. Seguí buscando, pero no lograba encontrar el alimento del can, decidí buscar en algunas lacenas de la cocina y no encontré alimento. Abrí el refrigerador de la cocina de Adam y por suerte encontré un embutido de cerdo que se encontraba abierto, así que lo tome y me acerque al perro. Me arrodille y deje caer un poco de embutido al suelo del living que era en donde se encontraba en perro, él corrió desenfrenadamente hacia el embutido de cerdo, comiendo como si nunca antes hubiese comido en su vida y al fin cesaron sus bulliciosos ladridos, comencé a acariciarle el lomo y el cuello y encontré un collar con una placa que tenia pulido el nombre “Marla”, el perro no era perro, era una más en su lista de perras, supongo, esto fue algo que me causo una repulsión horrible, me causo asco, no estoy segura de porque, creo que era porque compare a este asqueroso y horrible animal con la prostituta de mamá, me causo asco.
Metí la mano en mi bolso y tomé el cuchillo por el mango, ya no estaba acariciando a la horripilante perra, no sentía nada y solo me deje llevar por mi instinto, por mi insaciable sed de venganza y sangre. Tome el mango del cuchillo con ambas manos y lo clave en la nuca del horrible y peludo animal, dándole así un golpe certero, solo logre escuchas una especie de aullido que soltó y el sonido de su cráneo quebrándose.
Corría demasiada sangre por el orificio que se formo en el cráneo, al momento en que se había formado un contundente charco de sangre al lado del cuerpo del can, con mi dedo índice saque un poco de sangre y el suelo fui formando la frase” Con cariño, para Adam”, lo único que esperaba es que sucediera igual que el señor Paul, que solo se largara sin decir unas sola palabra.
Al terminar mi frase, debía dar mi golpe final, mi sanguinario golpe final. Tomé el cuerpo de la perra y la lleve hacia la cocina, la deje en un mesón y comencé la búsqueda de un plato, que no fue muy difícil de encontrar, teniendo el plato en mis manos, procedí a poner al perro dentro de él, lo acomode de forma que quedara completamente dentro, el perro no era muy grande, así que encajaba a la perfección.
Llegue al mesón en donde se encontraba el horno microondas y lo programe a un tiempo de 10 minutos a 200°c de temperatura, tome al spitz y lo metí dentro, si, esta noche Adam tendría un maravilloso festín.
Mientras el perro se hallaba en el microondas comencé a preparas las cosas que cualquier cena tendría, ensaladas, refrescos, etc.
Moví una pequeña mesa al lado del piso en donde se encontraba la frase y la decore de forma preciosa, con un pequeño mantel y un florero que tenia claveles blancos, coloque el cubierto a un lado y justo cuando termine mi decoración escuche una jugosa explosión en la cocina, la cena estaba lista.
Fui hacia el horno y vi la sangrienta imagen, en la ventanilla del microondas se veía únicamente el color rojo oscuro y en las orillas se veía sangre escurrir hacia afuera, abrí el horno y vi un montón de carne molida hirviendo, era carne en una sopa de sangre. Retire el plato del horno y lo lleve hacia la mesa que estuve preparando con mucha dedicación, puse el plato al centro y encima de la asquerosa y jugosa carne, coloque un par de especias verdes para la decoración, y para dar el toque  final a la sanguinaria escena, puse la placa de la perra aun lado del plato, mi obra estaba finalizada.
Salí corriendo a una velocidad exuberante de la casa, asegurándome de que nada se quedara, me quite los guantes y los reserve en mi bolso, subí a mi bicicleta y pedaleé lo más rápido posible, estando a unas 3 manzanas más lejos, me deshice de los guantes de látex ensangrentados y me apresure en llegar  a casa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 20, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MaddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora