• Capítulo 1. Aberración

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                          Con un tarareo, paseaba mi mano por su revoltoso cabello. Entre mis brazos, sentado sobre mis piernas, y su mirada viendo a la nada, jugueteaba con sus hermosos cabellos dorados, entrelazándolos entre mis dedos. 

Sin despejar mi vista de sus ojos avellana, tan relucientes y tan perdidos a merced de la oscuridad de la habitación. Callando los truenos con el tarareo de un música clásica, y una sonrisa cubierta de ignorancia, y falsa felicidad. 

Deslizaba mi mano por la textura de su mejilla; tan blanca como la imitación de una hoja y tan fría como el invierno; sus labios rosados resaltaban en tan suave piel, parecía pecar al deleitarme con tan perfecto ser humano. Pero así era el, así era mi pequeño hermano. 

Tan perfecto, y tan hermoso. 

Cubriendo sus ojos, con el tarareo de buenas noches hasta observar la realidad. Donde un trueno, dejaba en visto las lagrimas recorriendo mis sienes, y como en tan corrupto estado proseguía con el tarareo —tenia que olvidar—, vacilando al fijar la mirada en el cuerpo inerte de una mujer; adornado con el filo de un metal en su frente, y bañado en un liquido carmesí. 

La travesura de un niño —pues eso era—, ya hacia frente a mis pies, desprendiendo un nauseabundo olor, y dejando en vista una bizarra imagen.

Escrutando aquella imagen hasta hacerla tatuar en mis parpados, solloce al son de la música clásica. Sin despejar la sonrisa, y sin olvidar la perfecta aberración que ahora protegía entre mis brazos, como un tesoro lo cubría hasta aferrarme a la falsedad. Con la lluvia de compañía, y los truenos sin fin, distorsionaba la imagen de un hecho jamás sucedido, de la travesura de un hermoso niño. 

Aferrándome, ocultándolo de la verdad, tarareaba el final de la canción, comenzando con el inicio de una nueva canción. 

Yo lo seguiría al infierno sí así el me lo pidiera. El lo es todo para mí.

      —Rasgueando mi dolor con sus dedos, cantando mi vida con sus palabras... matándome suavemente... con su canción.—Tarare hasta quedar en silencio, titubeando hasta esbozar una sonrisa, y una imagen distorsionada. 

Lleno de calma, en la lúgubre habitación, mire hacia la ventana que dejaba a flote un bello, y resplandeciente arcoíris.— Me pregunto... —murmure para mi mismo, fijando la mirada en el ahora, irreconocible cuerpo—,  ¿quién sera la mujer?









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⏰ Última actualización: Jan 22, 2017 ⏰

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