MI HERMANO (capítulo tres)

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Hablando de cosas que «no dan», está mi hermano. ¡Ay, ay! ¡Si por lo menos fuera un poquito más maduro! ¡Pero me saca de quicio siempre que puede!

Nacho es reparecido a mí físicamente. Solo que tiene como un aire a mi padre (más de nariz ancha y labios gruesitos), y evidentemente todavía no se sabe qué tan alto va a ser porque recién cumplió ocho años. Hay un detalle, y es que mi madre es más alta que mi padre, así que ¡quién sabe lo que hacen los genes! Pero además de ser mi hermano, es un niño imbancable. Bueno, creo que no estoy siendo cien por ciento justa, es probable que sea porque estoy malhumorada en este momento... No es que esté permanentemente siendo insufrible, sino que conmigo es medio insoportable... Por ejemplo, le encanta revolver mi cuarto, leer mis cosas, contar lo que hago y agarrar el control de la tele para ver sus dibujitos, sin importarle si yo estoy enganchada con una peli. ¡Me paspa!

Aunque por momentos me da mucha ternura, en especial cuando es la hora de dormir y él, que se hace el niño superado, ¡aparece con su piyama de Barney! También me encanta verlo cuando recién se despierta, porque le quedan el pelo alborotado y los cachetes bien rojos. ¡Ahí me dan ganas de comerlo a besos! Es un amor. Pero solo cuando está quieto y callado, ¿eh? Ah,tiene las cejas idénticas a las mías, espesas y juntas en el medio, pero a él le quedan bárbaras así. Es precioso. Seguro que cuando crezca las chicas se van a volver locas con mi hermano...

Conmigo se hace el vivo, pero aunque lo hablo nadie me da pelota. Es que a los adultos les debe de pareces una pavada o hasta puede que les resulte algo gracioso, pero juro que para mí es terrible no tener privacidad. De verdad necesito mi espacio. Y Nacho ¡me invade!

¡Ojo! Que no lo digo yo sola, una vez que estaba enferma y como no había otra cosa vi un programa de esos que pasan en la tele de mañana, y estaba hablando un psicólogo que dijo esto, o sea, de cómo nosotros los adolescentes necesitamos nuestros tiempos y nuestro espacio. Así que es así, tal cual. Por ejemplo, en mi caso, si me pongo a escribir en mi diario, allá viene mi hermano a chusmear qué pongo, para averiguar quién me gusta. Y, digo yo, ¿qué le importa? Primero , que no me gusta nadie, segundo, que si me gustara sería mi asunto , y tercero, que busque qué hacer en vez de andar chusmeando mi dormitorio. ¡Qué bronca!

Otra cosa que me revienta es que me ocupe el baño o que me golpee la puerta como un demente cuando quiere entrar. Está bien, es cierto que a veces demoro un poco. Es que tengo el pelo bastante rebelde y necesito aplastarlo un poquitín, ¡pero es una necesidad casi biológica!

Aparte ahora uso el pelo largo, y me lleva más tiempo arreglarlo, por eso la planchita fue como mi salvadora. Primero tengo que esperar a que se caliente, aunque ta, es un toque en realidad. Mientras, me levanto el pelo, me lo agarro con una pinza y me lo divido en mechones.Después paso la 

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2017 ⏰

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La decisión de Camila - Cecilia Curbelo /Lo voy a ir completando/.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora