Capítulo 2 – Leon Walden
El destino es como un extraño e impopular restaurante, lleno de extraños meseros que te traen cosas que no pediste y casi nunca te gustan. – Lemony Snicket
La detención nunca fue menos deseada. No hay necesidad de decir que era una maldita pérdida de tiempo. Es decir, podría estar haciendo el reporte de Biología ahora, o incluso mejor intentar de hacer algo de Geometría que es en lo que apesto.
Sin mencionar que me tuve que perder un crucial encuentro en el club de ajedrez. Duh. Incluso la detención era mejor que los encuentros del club de ajedrez. Seguramente, mañana lo primero que vaya a escuchar va a ser a Ricky Burns, el presidente del club, sobre mi inesperada ausencia. Debería acordarme de pensar en alguna excusa así Ricky Burns, el presidente no haría un escándalo sobre eso todo el día.
Era algo bueno que Leonard Dunn estuviera sentado bien lejos de mí. De no ser así, habría un segundo round.
Que alivio!
Pero el seguía mirándome a cada rato cuando pensaba que yo no me daba cuenta. Su cara estaba tan perpleja como siempre, y hasta podía oír una voz en lo profundo de mi mente diciendo que sus ojos estaban brillando detrás de esos lentes gruesos.
Las dos largas y tediosas horas terminaron en calma.
Estaba en el camino a mi casillero después de haber sido empujada por alguien a quién no me atreví a mirar, cuando escuché ruidos en el final del siguiente corredor. Me paré a escuchar detenidamente porque pensé que me lo estaba imaginando ya que el lugar estaba casi desierto.
Se escuchaban algunos susurros pero yo no me atreví a mirar tampoco. Hice mi camino hacia la esquina, intente escuchar, asegurándome de que no me descubrieran pero no pude saber de que estaban hablando. Por lo que pude escuchar, podrían haber tres personas, quizá más; una mujer y dos voces de hombres.
Con cuidado, me adelante un poco menos que un paso de la esquina del corredor y pude captar a los tres. No sé lo que me pasó. Comúnmente no me meto en las cosas de los demás o simplemente, tan sólo no me importan. Pero lo hice de todas maneras.
Ahí estaba él. Leonard Dunn parecía estar discutiendo con un hombre alto, vestido con un traje gris suelto combinado con una corbata negra con puntos rojos en ella, como un Ronald McDonald a punto de irse a trabajar. El hombre bajo su cabeza decepcionado y removió el sudor de su arrugada cabeza.
La mujer al costado de ellos se mantuvo en silencio por la mayoría del tiempo, asintiendo y palmando al hombre del traje cada tanto. Había una dura mirada en su cara, con esos lentes con montura de cuero y sus ondulado y castaño look.
“¡Esto es un atropello!” La voz del hombre retumbó por todo el pasillo. Él explotó y luego se manejo para controlar su temperamento mientras silbaba a través de sus dientes. “¿Qué si el medio lo descubre? ¡Sería el fin de todo nuestro arduo trabajo!”
Leonard se encogió de hombros y suspiro mientras parecía estar cansado de la conversación.
“Ellos no tendrán ni la menor idea. Yo estaré disponible para hacer mi trabajo… Dado a que Moira me va a ayudar con mi trabajo de la escuela y mis horarios. ¡Creo que de verdad puedo hacerlo!” Dijo él con una hipnotizante pero familiar sonrisa.
Yo entrecerré los ojos contra el corredor débilmente iluminado sólo para asegurarme de lo que estaba viendo. Mi corazón latía velozmente mientras la especulación se formaba en mi cabeza.
Podría ser él…
Mis ojos casi se salen de su lugar debido a lo que acababa de pensar. Quizá esté equivocada, pero las cosas se pueden complicar si alguien me descubre. Con mucho cuidado, me alejé. Lo que sea que Leonard y sus amigos adultos estuvieran hablando, no debería importarme más.