✿Cuatro

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Hoy es jueves, lo cual significa que queda solo un día para tener un pequeño descanso antes de volver a la rutina de nuevo. La semana ha ido bastante bien, como siempre me atrevería a decir. Mi autoestima ha subido un poco gracias a Louis, que ha estado tratando ayudarme en la medida de lo posible. Mi vecino no se ha dignado a volver a hablar desde el numerito del lunes, comportamiento que agradezco por su parte. Y, para terminar, Niall ha estado extrañamente distante, no ha hecho ningún comentario acerca de mí ni se ha metido conmigo. Me temo lo peor.

Pongo un pie en el suelo de la ducha y dejo correr el agua por mi cuerpo, incitándola a que aclare mis pensamientos que, como siempre, son un enredo gigante. Mi mente está hecha un torbellino gracias a mi madre, que antes de que yo entrara en el baño me ha echado una reprimenda increíble. Al parecer para ella no es una buena idea que traiga un amigo a casa, pero estoy dispuesta a aguantar las ostias que haga falta por Louis.
Le he invitado a venir esta tarde, y cuando se lo he contado a mi madre me ha dado tal puñetazo que juraría que lo han oído los del otro barrio tal y como si estuvieran aquí presenciando la penosa escena.

Eso me ha hecho replantearme si realmente es buena idea o no invitarle, pero al final decido que da igual lo que ella diga. Se tendrá que ir acostumbrando a verme con él.

Me envuelvo con el albornoz y desenredo mi pelo, dejando que se seque al aire. Me maquillo un poco echándome corrector en las ojeras y pintándome los labios de un vivo color rojo, lo que les hace parecer más grandes. Pongo un poco de rímel en mis ojos y me hago la raya muy pegada al final del párpado.
Quiero aparentar ser una familia normal mientras Louis esté aquí, y qué mejor manera que maquillándome como lo haría una chica de mi edad, pero sin pasarme.

Aún con el albornoz puesto, salgo del baño y entro en mi habitación cerrando la puerta con un sonoro "clic". Cuando termino de vestirme me pongo un gorro de lana para domar un poco mi pelo.
Me miro en el espejo y una sensación extraña invade mi cuerpo. Hacía años que no me sentía así, segura de mí misma y capaz de todo. Definitivamente ahora sí que parezco una adolescente; comparada con cómo suelo vestir estoy bastante bien, pero eso no significa que vaya a renunciar a mi ropa holgada y mi rostro sin una sola gota de maquillaje.

El timbre del telefonillo resuena por toda la casa y yo salgo de la habitación pasando por el baño para dejar el albornoz

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El timbre del telefonillo resuena por toda la casa y yo salgo de la habitación pasando por el baño para dejar el albornoz. Cuando abro la puerta me encuentro con esa sonrisa que me encanta. Le abrazo y me aprieta aún más contra él.

-Vaya Luane, nunca pensé que te vería con novio.

Me giro y el rostro arisco de mi madre sonríe de una manera tan falsa que no se lo cree ni ella. Louis se aleja de mí y se toca el cuello visiblemente incómodo. La pregunta es: ¿quién no estaría incómodo en esta situación?

-Perdone pero se está equivocando. Su hija y yo no somos más que amigos -Louis trata de arreglar la situación, pero lo único que ha hecho ha sido empeorarla; no hay nada peor que rebatir lo que dice mi madre.

Why Not? || H.S. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora