¿Que más puedes pedir...?

Sigo enamorado de ti.

Es algo obvio para Tsukishima Kei, que después de dos meses y un poco mas continuara enamorado de quien simplemente lo dejo caminando solo en la calle, se sentía un tanto frustrado después de eso pero después de mucho reflexionar se dio cuenta de que todo había sido su culpa, el no valorar al único ser humano (sin contar sus padres y su hermano) que lo soportaba...

Habían hablado sobre aquel acontecimiento después de unos días y creyeron que lo mejor era quedar como simples amigos, fingir que su relación nunca existió...

Y eso le dolía, aun que no lo admitiera.

Además después de ese acontecimiento, pudo notar que Yamaguchi Tadashi se había alejado un poco de él, y era obvio, lo que le molestaba es que se fuera a almorzar o conversara mas con Yachi, la aprendiz de manager del club de voleibol. Claro que tenía derecho a tener amigas o incluso una novia pero... le dolía esa situación, aun que no lo demostrara.

Aquella mañana, mientras caminaban juntos hacia la escuela el rubio se atrevió a preguntar, ocultando el miedo que sentía si llegaba a obtener una respuesta indeseada.

-¿Estas saliendo con Yachi-san? –Pregunto de la nada el chico de lentes, sin desviar la mirada del camino, aun así pudo sentir el nerviosismo de su amigo y ex novio.

-N-no estoy... saliendo con nadie Tsukki... -Dijo con su voz temblorosa, el pobre pecoso lo había pillado tan de sorpresa aquella pregunta. -¿Por qué preguntas eso...?

''Porque aun estoy enamorado de ti'' respondió el rubio en su mente, pero de su boca solo se escapo una pequeña sonrisa de alivio, imperceptible para cualquiera.

Al llegar a la escuela, cada uno tomo su asiento correspondiente y minutos después el profesor se hizo presente, Kei sin embargo, tenía en sus planes hacer lo correcto y volver a confesar su amor por el pecoso... si, debía hacerlo apropiadamente.

Se paso el resto de las clases pensando en las palabras, en como pedirle perdón y también el difícil reto de dejar aquel pesado orgullo atrás para poder hacerlo pero Tadashi lo valía, si, el valía eso y mucho mas.

Después de repasar el plan mentalmente varias veces suspiro satisfecho, se lo diría durante el almuerzo, así tendría el tiempo justo y necesario para poder disculparse y confesarse apropiadamente.

Pero sus planes se fueron al basurero cuando cierta chica rubia apareció en la puerta de su clase cargando su almuerzo y llamando a Yamaguchi con una tierna sonrisa y un sonrojo notorio. Tsukishima Kei no dejaría que aquella pequeña le ganara...

-Tsukki, iré a comer con Yachi-chan, ¿quieres venir? –Yamaguchi siempre le preguntaba al rubio lo mismo, era más por cortesía que por cualquier cosa ya que Tsukishima nunca aceptaba... hasta ahora.

-Sí, almorzare con ustedes. –Dicho esto saco su caja de bento y se levanto para ir junto a un sorprendido Yamaguchi a encontrarse con la pequeña rubia.

-Tsukki almorzará con nosotros, Yachi-chan... -Dijo el pecoso con una leve sonrisa nerviosa, la más baja suspiro ocultando su frustración, después de todo la pequeña estaba dando todo para poder conquistar aquel pecoso.

-Creí que no te gustaba comer afuera, Tsukishima-kun... -Dijo Yachi algo nerviosa, siempre se había sentido intimidada por aquel jugador de voleibol tan alto.

Kei solo se limito a sonreír de manera sarcástica a la chica que de la nada comenzó a sudar frio ante aquella acción, finalmente los tres chicos se encaminaron hasta la azotea para poder disfrutar del bello día de sol que la vida les brindaba. Se sentaron en una de las bancas que allí habían y cada uno saco su almuerzo en un silencio un tanto incomodo, sobre todo para Yamaguchi.