capítulo 1

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LA SOLEDAD DE LA TRAICIÓN 

Eran un poco más de las 7pm cuando escuché la puerta abrirse. Tenía ya tres días sin verlo y aunque me duela admitirlo, lo extrañe. Lo oí dejar sus cosas en la pequeña sala del departamento, yo estaba  ansiosa por verlo.

De pronto estaba ahí en la puerta, tan guapo. caminó hasta  la orilla de la cama en la que estaba yo sentada. Me besó. Sentí como su lengua recorrió mi cavidad y el beso se volvió demandante, hambriento... lo recibí ansiosa. Sus  manos me despojaron de la blusa, no llevaba sostén así que sus manos fueron hacia mis pechos, los masajeó y retorció , arrancandome un gemido. Sentía como  mi vagina lúbricaba y mi excitación aumentó de golpe.  Tomé ese enorme bulto entre sus piernas y mi otra mano se hizo cargo de su cinturón, él se retiró para  quitarse la camisa, yo baje su pantalón y él hizo lo mismo con   mi pequeño short. Me recosté en la camay abrí   mis piernas para que él observará mi rosado clítoris y lo mojada que me encontraba. Subió sobre mi y tomó mi pecho en su boca mamó y succionó con fuerza, mientras su otra mano masajeaba a un ritmo alucinante mi clítoris.  Gemí un poco más fuerte, acariciaba su pene, arriba y abajo, disfrutando de sus caricias, y de repente hizo a un lado nuestras manos, me dio la vuelta y me puso en cuatro. Me penetró duro y embistió con fuerza.

Entraba y salía de mi, brindándome un  enloquecedor  placer.  Tomó mi cabello en su mano y jaló un poco fuerte, arrancando un ronco gemido de mi.  Su mano apretó mis pechos mientras él sólo entraba más  profundo. El sonido de nuestros cuerpos al chocar era tan alto, y yo no quería escuchar otra cosa.  Bajó su mano y tomó mi clítoris entre sus dedos, masajeó rápido, y con el  ritmo que él sabe me fascina,  el placer creció tan de prisa en mi vientre y explotó; tan fuerte y arrollador.  Lo sentí embestir unas cuantas veces más hasta correrse.

Salió de mi y caminó directo a la ducha. En  cuanto escuché el agua correr me puse en pie, no era bienvenida ahí.

Me vestí y acomodé su ropa en la cama, luego salí del cuarto y caminé hacia  la cocina a beber un poco de agua, unos minutos más tarde le vi salir, tan guapo, tan fresco. Esperé a que me mirará sólo un poco y sin embargo lo vi tomar sus cosas y caminar hacia la puerta, y de pronto las palabras salieron de mi boca, con un poco de aquel dolor que le quería ocultar

— No te vayas, Sasuke.— Él me miró sólo un instante y  supe lo que yo ya sabía hace mucho.

—Me está esperando.— Ella siempre lo espera, siempre lo tiene, no puede evitar pensar con dolor, envidia.

—No te he visto en varios días, yo...— Las palabras se quedaron atascadas en mi garganta, ¿Qué se suponía que le diría? esto era así y  ambos lo sabíamos.

Sasuke no se inmutó por lo que le dije, ni por el dolor tras mis palabras. Apacible e indiferente como siempre, dijo.

—Te llamaré, Sakura.—

Salió, y me pregunte, en qué momento yo había permitido que lo nuestro se volviera sólo  esto; dolor y sexo.   Miré por la  ventana y me pregunté que rayos  estaba pensando el día que lo conocí, el día que vi el anillo en su dedo y aun así lo dejé entrar... o más bien yo quise que él entrará en mi cama y en  mi vida...

La soledad de la traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora