Capítulo único

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Esto es Berk, lugar donde los vikingos se ponen súper exigentes y lo único que quieren hacer es que mi cabeza explote.

Ahora sí estoy súper estresado. Este ha sido uno de los peores días que he tenido debido a lo molestos que son algunos vikingos. Lo único que quiero hacer es regresar ya a casa al lado de Astrid, la única persona que me tranquiliza.

Al terminar el día, fui al Gran Salón y me fui a comer algo y a buscar a Astrid. Me encontré a mis amigos, a Bocón y a mi mamá pero desafortunadamente no estaba Astrid. Probablemente ellos sepan dónde está.

-No la he visto en todo el día, tal vez está con Tormenta- me dijo Patapez.

-O probablemente esté en casa- dijo mi mamá.

-Probablemente- respondí-¿seguros que no la vieron en todo el día?

-Completamente seguros- respondió Bocón- tal vez no ha estado en casa porque yo no la vi ni siquiera en la mañana.

-En la mañana estaba conmigo pero luego me fui y ella me dijo que daría un vuelo matutino, sin embargo acabo de ver a Tormenta, no creo que esté explorando ahora sin ella-les dije- Estoy preocupado. Iré a buscarla.

Salí corriendo del Gran Salón y llegué a casa. No había ninguna vela encendida, todo estaba en su lugar.

-¿Astrid? ¿Astrid?- pregunté pero no había respuesta alguna. Llegué a nuestra habitación y había una carta encima de la cama. La abrí pero no era de ella porque yo reconozco fácilmente su letra.

HIPO HADDOCK:
He vuelto, gran amo de dragones. ¿Acaso creíste que algo me pasó ? ¿O que después de lo que hiciste me olvidaría de ti? No, yo soy un hombre de una buena memoria y...soy un hombre vengativo. Directo al punto, te preguntarás donde estará tu esposa, Astrid Hofferson, la respuesta es fácil: yo tengo a tu chica, si la quieres viva tendrás que entregarme todos los dragones de la isla de Berk, incluyendo el de tus amigos, madre y el Furia Nocturna. Tienes 7 días, si en esos 7 días no tengo a todos los dragones de Berk, tendrás que despedirte de ella.
¡7 DÍAS HADDOCK, NO MÁS! Nos vemos pronto. Te enviaré otra carta donde estará un mapa que dirá dónde nos veremos, jefe de Berk.
Atte. Drago Manodura.

Ese maldito tiene a Astrid, no puedo darle todos los dragones de Berk pero...si no lo hago, ella muere. Solo tengo 7 días, no más. ¿Qué haré?

Al día siguiente:
No dormí nada. Estoy cansado, pensé toda la noche en Astrid. Afuera de la casa, en el suelo había un mensaje, el mapa donde seguramente estará Astrid.
Mi esposa, mi mejor amiga, el amor de mi vida está en peligro y yo soy su única esperanza para que salga viva de esta.

Salí de mi casa y fui con los demás vikingos a enseñarles la carta.

-¡Esto es terrible! ¿Qué harás?- me preguntó Bocón.

-Hipo, no permitirás que se lleve a los dragones, ¿verdad?- dice Patapez.

-Claro que no, idiota. Jamás dejaría que eso pase- articula Patán.

-Además nadie de nosotros dejará que se lleven los dragones- parloteó un vikingo.

Seguí escuchando quejas y observaciones de los demás. Muchos no querían dar los dragones pero algunos no les importaba mi esposa. Todos me decían que no darán sus dragones, sin embargo nadie quería ayudarme con el asunto de Astrid. Harto de todo les grité demasiado fuerte que todos quedaron boquiabiertos.

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