Why Not?

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Tarde o temprano iba a pasar. No eran capaces de controlarlo más tiempo; era un instinto que ambos sentían y que era imposible de ignorar. Estar tan cerca del uno al otro sin el valor de intentar algo los había vuelto locos, pero después de todo lo que había pasado, se había vuelto inevitable. Estando de pie el uno frente al otro, sabían que el instante en que cruzaron miradas ya no había marcha atrás. Sus corazones latían agitados, y algo parecido al magnetismo los atraía con tanta fuerza, que lo único que pudieron hacer fue ceder a sus sentimientos. El primero que caminó fue Yuuri, rogando mentalmente a cualquier dios que lo perdonara por lo que estaba a punto de hacer. La tensión era palpable, y el aire era sofocante. Ojos cafés encontrándose con ojos verdes era lo único que importaba. Yuuri acarició con su pulgar su anillo de compromiso que Viktor y él habían prometido usar hasta el último día de sus vidas, y sonrió ante el recuerdo. Yuri sintió un escalofrío recorrerlo cuando los iris del mayor se oscurecieron mientras todo el mundo a su alrededor daba vueltas. Estaba ansioso, desesperado. Quiso soltar un grito de frustración, pero se contuvo a sí mismo, esperando con falsa paciencia a que Yuuri estuviera tan cerca que pudiera oler su asfixiante loción. El reloj en la pared marcaba los segundos, recordándole a la pareja que no importara lo que pasara el mundo seguiría su rumbo normal.

Cuando sus cuerpos estaban a simples centímetros de tocarse, la necesidad de estirar la mano y hacer algún contacto era tan grande que Yuri tuvo el impulso de dejarse llevar y aventarse a los brazos del hombre que tenía en frente. Pero el mayor se encargó de volver el momento algo inigualable, asegurándose de jugar con la desesperación que emanaba de Yuri. Subió su mano derecha hasta tocar la mejilla del menor, y sonrió maliciosamente cuando Yuri se estremeció al contacto, su tez pálida tomando un color durazno simplemente adorable. El menor cerró sus ojos, disfrutando la sensación, queriendo más. Siempre más. Había soportado tanto tiempo aquella tortura silenciosa, viendo a Yuuri interactuar con Viktor como si se tratara del amor de su vida. Pero borró la imagen del peli—plateado de su cabeza, sus sentidos siendo controlados por el mayor.

Finalmente, Yuuri actuó.

Agachó su cabeza sin romper contacto visual hasta estar a unos insignificantes centímetros lejos de los labios del menor, acercándose y haciéndose hacia atrás para ver qué tanto Yuri lo deseaba. Éste tenía los ojos entrecerrados, sus facciones contraídas por el deseo y la lujuria. Su cuerpo estaba ardiendo. La respiración del mayor se estampaba contra su rostro, y sintió sus piernas comenzar a temblar. Si el mayor no hacía algo pronto, tenía miedo de no ser capaz de sostenerse a sí mismo por más tiempo.

Pero el momento llegó, y el único pensamiento que cruzó la mente de Yuri fue que valió la pena cada día que había estado a la espera de que algo pasara entre los dos. Los labios de Yuuri se fundieron en los suyos, y fue inevitable para Yuri producir un gemido tembloroso que hizo vibrar sus bocas unidas. Yuuri sacó su lengua, pidiéndole de manera silenciosa al menor darle permiso para entrar, entonces el menor abrió su boca y una sensación electrizante se apoderó de él cuando sus lenguas se encontraron y comenzaron a bailar dentro de sus bocas. Un hilo de saliva bajó desde la comisura del labio del menor hasta su barbilla, y sus ojos entrecerrados lo decían todo. Yuuri lo tomó de forma posesiva de la cintura, estampándolo contra su cuerpo y permitiéndole al menor sentir su excitación. El beso de ser lento y tranquilo se transformó en una batalla; salvaje y urgente. Sus respiraciones erráticas resonaban en la habitación, y todo lo demás dejó de importar. Se despidieron de Viktor, de la diferencia de edad, del qué dirán, de las críticas. Simplemente importaban ellos. Yuri comenzó a frotarse contra Yuuri, disfrutando de cómo éste cerraba sus ojos con más fuerza al sentir el miembro del menor igual de ansioso que el suyo. El sudor se hizo presente en sus frentes, y de pronto la ropa se sintió extrañamente incómoda. En un movimiento rápido y fluido, Yuuri se separó del menor tomando la orilla de su playera y quitándosela, aventándola al suelo sin importarle su destino. Justo cuando Yuri iba a hacer lo mismo, el mayor le sujetó la muñeca, deteniéndolo.

Irreversible [YuuYu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora