Capítulo 3: "Una vida sin sentido"

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Los últimos meses no hablo con nadie, no salgo de casa y la soledad se apodera cada vez más de mí. Siento un vacío emocional muy grande. Intento buscar sentido a mi vida, pero no la tiene, me autolesiono y lo escondo, ahogo llantos en sonrisas falsas, y lo peor es que no se lo puedo contar a nadie.

Todos estos días encerrada en casa son los que llevo sin hablar con los de Anteiku y con la gente en general.

Mi mejor amiga está en parís con su madre haciendo no se que, y no volverá en un año y medio.

Me puse ropa, escondiendo mis lesiones, unos pantalones negros rajados y una chaqueta negra.

Salí a observar las calles vacías debido a que era por la noche.

Andé y andé hasta que llegué a un bosque. Allí comencé a correr, no por miedo a nada, si no por desahogarme. Corrí y corrí hasta que me topé con un acantilado, donde había cuerpos sin vida, al parecer que se habían tirado desde arriba.

Me senté apoyando mi espalda en la pared del acantilado. Mis lágrimas comenzaron una a una, no puedo aguantar más.

Saqué unas tijeras que llevaba, siempre las llevo conmigo.

Me levanté y me puse frente al acantilado mirando arriba.

Levanté las tijeras para clavarmelas en el corazón.

Adiós

Fui a clavarlas, pero al final las lancé contra las rocas del acantilado. Las recogí y comencé a correr siendo arañada por las ramitas otra vez, pero esta vez con lágrimas por mi cara.

Algo me impidió hacerlo, algo me impidió quitarme la vida, una fuerza interior.

Andé sin rumbo por la calles, hasta que me topé con Anteiku. Quería entrar, pero... No sabía que hacer.

Me acerqué mirando por la ventana. Hinami estaba con Kaneki dibujando, y Touka hablando con un chico en la barra.

Decidí entrar, abrí la puerta y sonaron esas campanitas tan añoradas.

Me quité la capucha dejando ver mi cabello y mis ojos hinchados de tanto llorar.

Me quedé mirandolos hasta que se dieron cuenta de mi presencia.

Touka dejó de hablar con el chico de la barra y Kaneki se levantó tirando la silla al suelo.

Kaneki vino y me dió un abrazo llorando.

-Baka! ¿ERES IDIOTA O QUÉ?- Dijo con lágrimas en su rostro.

Me estuvo agitando hasta que Touka le detuvo.

-Déjala Kaneki...- Me llevó a una sala y le dije la verdad, pero a medias, solo le conté que mi madre murió y estuve con mi padre, mentí un poco... ¿Pero para qué preocuparse?

Salimos y Touka se fue a la barra. Me senté al lado de Hinami y de Kaneki.

-___! Te eché de menos- Dijo Hinamo dandome un abrazo.

-Y yo a ti- Dije con una sonrisa bastante falsa.

Kaneki me tomó del brazo y me llevó a una sala. Encendió la luz y estaba bastante molesto conmigo.

-Ni una llamada, ni un mísero mensaje...

Agaché la cabeza y comencé a llorar.

-¿Estás bien?- Vino a abrazarme.

-No, no lo estoy...- Le conté todo, con él tenía más confianza que con Touka, es como un hermano para mí.

-Me voy a ir- Dije secandome las lágrimas con una manga- No me busquéis, quiero estar sola.

Me fui corriendo de allí tras decir eso. Noté como Kaneki me persiguió, pero su forma física no es buena, a si que gané y corrí tanto como pude.

Llegué a un barrio "Peligroso" como dice la gente.

Andé por allí, viendo algún gato que huía cuando me presenciaba.

Andé a un paso bastante lento, hasta que me topé con un ghoul comiendo una persona.

Pasé de largo y seguí a mi ritmo, pero el ghoul me vió y fue a por mí.

No me dió tiempo a reaccionar y me acorraló contra la pared.

-Hmm- Me olió el cuello- Que dulce huele- Lo comenzó a lametear.

El ghoul metía sus manos por mi camisa intentando quitarla. Yo me oponía, pero él es más fuerte que yo.

Estaba sollozando hasta que de repente la cabeza del ghoul salió volando.

Del cansancio me senté en el suelo en posición fetal.

No sentí nada, creo que me desmayé.

Unas horas después~

Desperté en una habitación bastante oscura, y solo tenía un armario y una cama, donde yo estaba tumbada.

De repente una puerta comenzó a chirriar y a abrirse, dejando ver a un chico de cabello blanco.

-Ya despertaste- Dijo con una voz muy infantil- ¿Quieres?- Dijo extendiendome una golosina.

La cogí un poco desconfiada, pero cuando la comí se me iluminaron los ojos.

-Mi nombre es Juuzou Suzuya, Suzuya para los amigos- Dijo extendiendome la mano con una sonrisa.

-Mi nombre es ___- Dije agarrando su mano y elevandola arriba y a abajo.

-¿Quieres donas?- Dijo mirándome tiernamente.

Le miré ansiosa, pero recordé que a mi madre le gustaban las donas, y agaché la cabeza.

-¿Estás bien?- Dijo inocentemente acercandose a mí y sentándose a mí lado.

Le miré con ojos llorosos y el me cogió de la mano arrastrandome afuera de la habitación.

-Vamos a por golosinas!- Dijo aún arrastrandome hacia la calle.

Es muy tierno e inocente.

Estuvimos comprando donas, golosinas, y mucha más comida. Me contó que trabajaba para la C.C.G y muchas cosas más sobre él. También me invitó a estar unos días con él en su casa.

Accedí a ir. Ahora solo me hablo con él, y con toda la demás gente soy desconfiada, borde y fría.

Suzuya me ha ayudado mucho, llevamos tres meses viviendo juntos y me a arreglado la vida, a la vez que me la salvó en aquél callejón. Él es mi héroe, él es mi hermano.


~La chica de la capucha~   [Tokyo ghoul] -Uta & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora