Habían pasado solo unos cuantos días, desde que el mayor de los Matsuno fue secuestrado por aquel hombre, el cual se hacia pasar por una buena persona, cuando en verdad era la peor de todas. Ladrón, violento, asesino, con severos problemas de ira, si, así era Tougou, la persona que era un lobo en piel de oveja.
Tougou no tenia a Osomatsu por simple capricho, por esperar una recompensa o algo por el estilo, lo que en verdad quería es que fuera su aprendiz, estaba completamente solo en la vida, y quería un “compañero de juegos” para divertirse haciendo aquellas travesuras que tanto amaba hacer desde que era un adolescente.
Mientras que el pobre Osomatsu, solo debía soportar estar sentado, ya que si hiciera el mínimo intento de escapar de aquel sitio se las vería con el sádico comportamiento que a veces tenia el secuestrador.
Le hacia cortes en el abdomen, espalda, brazos, piernas, todo con tal de que adoptara un buen comportamiento y se acostumbrara a vivir en ese departamento barato, el cual olía siempre al humo de cigarros o del tren que pasaba cerca, cosa que le disgustaba demasiado al menor, a tal punto de desarrollar dolores de cabeza y vómitos por tales fuertes olores, después de todo era un niño, aun era algo sensible con respecto a su organismo.
En conclusión, Osomatsu en esos instantes tenia una vida de completa mierda.
Las semanas pasaban, y cada vez mas, el pequeño Osomatsu perdía sus esperanzas en ser rescatado de aquel infierno, por lo que se tuvo que acostumbrar a ocupar una pañoleta en su boca cada vez que acompañaba a Tougou a sus salidas especiales, sabia perfectamente que lo que estaba haciendo el mayor era muy malo, pero la mínima queja de no que hacia, seria igual a una marca mas en su pequeño y débil cuerpo.
Y así estaban día a día, corriendo de los disparos del dueño de un almacén, en donde robaron mayor parte en comida, y algunas golosinas para el pequeño, ya que cuando Tougou estaba de buen humor era bastante complaciente con el menor, pero hubo un día en el que todo cambio.
El hombre de sonrisa macabra, decidió esta vez asaltar a una mujer junto al menor una noche en la que no había absolutamente nadie por las calles, este no hizo nada, simplemente observo como Tougou forcejeaba con tal de quitarle el bolso, mas su mirada era de tener algo de miedo, y donde la mujer se resistía demasiado, Tougou termino por noquearla, golpeándola contra una pared de concreto bastante fuerte y así que cayera al suelo de golpe, saliendo un charco de sangre de su cabeza, cosa que hizo a Osomatsu aterrarse demasiado, sus manos comenzaron a temblar al igual que sus piernas, aquel hombre lo miro de reojo con su tradicional sonrisa –¿Sabes Oso? Tendremos que deshacernos de ella... Podría despertar y delatarnos, y no queremos eso ¿No?–. Dijo de forma fría al menor, mientras que el pobre solo asentía con temor que hasta se le llegaba a reflejar en sus pequeños ojos los cuales estaban cristalinos, estaba siendo presente de un posible homicidio, cosa que le traumaria de por vida, y se asusto aun mas al ver que Tougou sacaba un cuchillo de su saco y con una sínica sonrisa se posicionaba al pecho de la mujer. Pero se detuvo.
Miro a Osomatsu con la misma sonrisa y se dirigió al pequeño, para después tomar sus manos y poner el cuchillo en sus manos, por lo que el menor siguió con su mirada asustada, ahora si que estaba al borde de llorar, el hombre le miro con disgusto y le dio unas cuantas palmaditas en su rostro, cosa que le molestaba e incomodaba al menor –Anda, deja de ser un bebe llorón, ya te eh enseñado bastante y quiero que hagas una prueba para mi–. Aun con la sonrisa digna de un psicópata se separo del menor para señalar a la mujer, Tougou quería que Osomatsu asesinara a la mujer.
–N-No quiero hacer esto! Por favor no me hagas hacerlo!–. Dijo el chico de ojos rojizos mientras lágrimas salían de sus ojos junto con sollozos, mientras soltaba el cuchillo y lo tiraba hacia otro lado, mientras se abrazaba de piernas haciéndose bolita.
ESTÁS LEYENDO
"Be Like Me"
Short Story"-N-No quiero hacer esto! Por favor no me hagas hacerlo!-. Dijo el chico de ojos rojizos mientras lágrimas salían de sus ojos junto con sollozos, mientras soltaba el cuchillo y lo tiraba hacia otro lado, mientras se abrazaba de piernas haciéndose bo...