4 || Las estrellas no brillan

885 75 15
                                    

Sentí la lengua del tipo invadir mi boca. Reprimí una arcada. Él tiraba fuertemente de mi cabello y me arrojó a la cama.

No sé cuándo, pero , estaba desnudo.

En algún punto, ese hombre me quitó la virginidad.

Sólo puedo sentir el sabor amargo de su semen en mi boca. Siento un líquido debajo de mí. Es sangre. Duele. Quiero irme de aquí.

Llegó un momento donde, había dejado de gritar, y de suplicarle que parase, donde ya no sentía como se movía sobre mí y estaba concentrado en tocar mentalmente acordes de mi guitarra. Todo estaría mejor cuando todo ésto acabase, cuando estuviera en casa, con Demonio, con mi guitarra.

Sentía que habían pasado horas. Estaba sentado en la cama, con el tipo a mi lado.

Estaba temblando, iba a vomitar en cualquier momento. Él no se inmutaba, sé que murmuraba algo, pero no quise oir. La sangre ya no salía, pero sentía un dolor punzante. Me limpié lo que pude en el baño y me vestí.


—El dinero.

—Vale, vale —Dijo riendo. Abrió el maletín y sólo me entregó una parte.

—¿Qué es esta mierda? —Espeté enojado— Ésto no me alcanza ni para pagar un puto mes, ¿de qué vas, imbécil?

—Oh, querido, fue maravilloso —Colocó su sudada mano en mi rostro— Pero, no fue suficiente, ¿sabes? Tendrás que esforzarte un poco más en nuestros próximos encuentros, para obtener ésto —Señaló su maletín.

—¡Eso no era lo acordado! —Grité, safándome bruscamente del agarre del tipo.

—Lo sé, pero pensándolo bien, es tu colegiatura completa, ¿sabes? Incluso a mí me duele gastar tanto dinero, deberás devolver tus servicios en cuotas, Castiel, si quieres que yo cumpla mi parte —Dijo, tomándome de la nuca. Podía sentir su asqueroso aliento inundar mis fosas nasales.

—No estoy dispuesto a repetir ésto. Dame el puto dinero, ¡eso no era lo acordado! —Empecé a temblar aún más, ¿de qué estaba hablando?

—Ja, ja —Rió sarcástico— Te llamaré luego, puedes irte —Dijo finalmente.


Me abalancé hacia él, pero evidentemente no tenía tanta fuerza. Me duplicaba el tamaño. Me tomó de ambas muñecas lanzándome contra la pared.


—No trates de sobreponerte a mí, mocoso —Espetó, muy cerca de mi rostro.

—Das asco —Dije, escupiéndole.


Con una de sus manos se limpió el rostro y con la otra me dio una bofetada. No lo pude detener, me sentía débil, impotente.


—¿Sabes? Puedo darte todo el asco que prefieras, pero, sé que necesitas ese dinero. Y yo soy el único que te lo puede dar.


Caminé a mi departamento, corría un viento helado, pero yo casi no podía percibirlo.

El cielo estaba despejado, pero, para mí, las estrellas no brillaban esa noche.

Esa madrugada soñé con Nathaniel.

Él me preguntaba por qué estaba llorando.

Me desperté agitado, con lágrimas cayendo por mis ojos. 

Sálvame [Castiel x Nathaniel] +15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora