Alexia

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Alexia.

Quede en shock volviendo a mi casa. Caminaba y podía notar que me tambaleaba un poco. Lo había visto, lo había visto a Trenton. En ese momento me sentí una idiota, culpable, estúpida por no haber vuelto antes. El me había esperado, y yo… simplemente me sentaba a contemplar la cadena con la pequeña y hermosa piedra color perla que tanto me hacia acordar a el, y también a nuestro beso. Recuerdo que, además de ser mi primer beso, fue el mejor de mi vida. No tuve novios desde su beso. Había perdido la virginidad, pero les sorprendería saber, que no, no lo besé. Y me arrepiento tanto de ese día, ni siquiera recuerdo el nombre del chico… ¿Nicholas? ¿Louis? La verdad, no me acercaba ni ahí.

Maggie se encontraba sentada en el porche de la casa, con una mirada nerviosa. La verdad, no podía descifrar en que pensaba.

-Maggie, ¿qué está pasando?

Le pregunte mientras me sentaba a su lado. Se le notaba mucho que estaba nerviosa.

-Ehh… nada, estoy perfectamente.

-Vamos Mag, sé que me escondes algo, tu cara me dice todo lo contrario a perfecto.

-Estoy bien.

Dijo cortante y decidí dejar el tema. Maggie volteó a verme bien, y puso cara de confundida.

-¿Qué?

Dije frunciendo el ceño.

-Estas… estas mojada.

Me puse algo roja al recordar lo que había pasado hace tan solo unos minutos.

-Me caí en el agua para los caballos.

-Pero… ¿cómo?

Dijo ella sin poder evitar reír un poco.

-Pues, me encontré algo que me sorprendió un poco, y me caí. Simplemente, me caí.

Me encogí de hombros, rogando que no me pidiera saber más.

-¿Y qué te encontraste? Una araña, ¿acaso?

-100 veces peor.-Suspire- Me encontré a Trenton, el chico del que te hablé, el vecino…

Maggie sonrió divertida.

-Así que hablaste con él, ¿eh?

-Pues, luego de morirme de vergüenza por lo sucedido, si, hablé con el.

-Y… ¿qué descubriste de el?

-Que, bueno, ehh ¿cómo decirlo? ¡Está buenísimo!

Dije riendo y ella se me unió.

-Vamos a la casa que ya está anocheciendo, vamos.

Dije para luego parame y caminar hacia dentro de la casa, con Maggie siguiéndome detrás.

Luego de cenar tranquilamente, me dirigí al baño a darme una ducha caliente. Sentía mucho calor, pero igual necesitaba el agua caliente, como siempre. Dejé que el agua recorra mi cuerpo, y me quede unos 15 minutos más de lo normal. Estar en ese baño, me traía tantos recuerdos. Mi madre… me hacia acordar a cuando mi madre me colocaba sobre el borde de la bañera y me hacia mis típicas trenzas para ir al colegio. No. No me iba a poner a llorar de nuevo. No podía seguir haciéndolo siempre que la recordaba.

Me vestí con un camisón de seda color manteca muy lindo que me había regalado mi abuela de su propio armario. Se podía oler un poco de olor a viejo, pero me encantaba ese olor. Me hacia acordar a mi abuela, y todo lo que había pasado con ella.

Me pongo a escuchar “Between the bals” de Elliot Smith (La recomiendo, escúchenla, es hermosa) mientras cerraba los ojos y me recostaba sobre mi cama, volviendo a oler ese perfume especifico que guardaban las sabanas.

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