Matthew

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Era mi hermano, el mayor, el primogénito. Fue diagnosticado con cancer a sus 13 años de edad. Cuando mis padres se separaron mi madre se quedo con Matthew, mi abuela con Edgar y mi otra abuela conmigo. Matthew consiguió la manera de encontrarme (con la ayuda de mi mamá) pero no tuvo la misma suerte con mi otro hermano. Matthew me llevaba 7 años de diferencia. El me enseño a correr bicicleta, a jugar videojuegos y muchas cosas más. Mi hermano fue como el padre que nunca tuve a pesar de que era a penas un niño. Mi madre y él se mudaron a vivir con mis abuelos y conmigo. Fue la mejor noticia que había recibido pero luego comenzó a enfermar. Pasaba mucho tiempo en el hospital. Sufría demasiado. Pero aún así cada vez que entraba a su cuarto me regalaba una sonrisa y jugaba conmigo. Recién cumplidos los 16 me dio la noticia de que había encontrado a mi otro hermano. Fue la primera vez que conocí a mi segundo hermano ( ya que estaba pequeña cuando cada uno fue separado). Mi hermano se quedo con nosotros por 2 meses y después volvió a su país. Todo parecía ir bien hasta que la salud de Matthew empeoró a tal punto en el que ya ni se esforzaba por esconderlo por qué no tenía forma de lograrlo. Aún así tenía tiempo para mí. Una noche antes de irme a dormir me despedí de él y el me dijo que al siguiente día saldríamos para donde quisiera. Recuerdo que me levante súper emocionada por ir a su cuarto. Pero cuando llegue e intente levantarlo no reaccionaba. Asustada busque a mi mamá que llamó a una ambulancia pero cuando llegaron y lo revisaron dijeron que ya era tarde. Que a juzgar por el estado del cuerpo y por los frascos había cometido suicido en la madrugada. Pero había una carta para mí. Que aún guardo; decía:

Princesa se que te prometí que saldríamos a la mañana siguiente pero el dolor era demasiado de fuerte. Se que esta decisión no es el mejor ejemplo que te pueda dar pero no soy tan valiente y fuerte como tú. Se que podrá superar esto con la frente en alto. Se que podrás recordarme sin llorar. Mi felicidad te la debo a ti rayito de sol. Iluminabas mi día de oscuridad y sombras con solo una sonrisa. Jamás podré agradecerte los años de felicidad que me diste. Te amo tanto mi niña, mi bebé. Para mí eras mi hija princesa, daría todo por ti, pero no podía permitir que me siguieras viendo sufrir por qué se que también sufrías. Cada vez que pasaba por tu cuarto te escuchaba rogándole entre lágrimas a papito Dios que me sanara y me dejara vivir para siempre contigo pero eso no podrá suceder pequeña. Solo te pido que me prometas que no dejarás de sonreír. Se fuerte por mi y por Edgar por qué ambos te necesitamos feliz y fuerte. Cuídate cariño.

Te ama, Matty

Como olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora