Nota 16

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Cada gota que caía sobre la ventana del auto, era mas dolor.
Es como si las gotas y mis lágrimas se pusieran de acuerdo para salir al mismo tiempo.
Seguí divagando en mi mente en ese preciso momento donde el y yo volvimos a cruzar miradas, mis labios se extendieron para dar una ligera sonrisa. Pero al ver los ojos confundidos del chico y quitar rápidamente sus ojos fue como si me hubieran dado una apuñalada en mi corazón. El dolor se extendió y caí en un pozo lleno de desesperanza.

El chico de enfrente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora