♠ Channie

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A él nunca le habían llamado la atención los animales. No es que no le gustaran, pero tampoco se emocionaba mucho ver uno. Pero ese, el peludito pequeño, con orejas grandes para su chiquito cuerpo y patas cortas, le había enternecido de sobre manera. Y le dio mucha pena ver a ese tierno perrito, tan chiquito, solo en las calles. Así vio por primera vez al pequeño y con ese pensamiento, se encaminó a su destino, la inmobiliaria, para pagar la bendita cuota mensual.

La segunda vez había sido el mismo día, al salir del edificio. El pequeñajo estaba revisando el tacho de basura y él no pudo mantenerse lejos ante esta imagen. Con tranquilidad, se acercó al animal despacio, para no asustarlo, y se colocó en cuclillas.

—Ey, perrito.— exclamó suavemente, logrando que el perro lo mirara. Baekhyun extendió su mano izquierda, llamándolo.— Vamos, ven aquí. No te haré daño.— el pequeño animal se acercó con cautela, olfateando su mano, para luego acercarse y mover su colita con emoción. Baekhyun no pudo evitar sonreír al gesto, y tomó al pequeño en brazos.— Chiquitín, tú te vienes a casa conmigo.

Acurrucando al perrito en brazos, Baekhyun fue directo al auto. Antes de ir a su casa, desvío el camino yendo al veterinario.

Al abrir la puerta de su morada, dejó al cachorro sobre el suelo, que entró a paso calmado a la casa; se sentó en sus patas traseras y observó fijamente al chico. La veterinaria le había dicho que el perrito ante él no era de raza pura: era un Golden no sabía cuanto con mezcla de otro; tampoco le importó, en realidad. Tenía dos meses y medio de vida, lo que causó una leve angustia en su interior por sólo pensar en lo que el pobre animal había pasado. Dentro de todo, el cachorro estaba en perfectas condiciones. Solo debía alimentarse e hidratarse como era debido, tenía que bañarlo para quitarle las garrapatas muertas en su cuerpo y las que aún estaban vivas (la cara de asco que Baekhyun había puesto había resultado muy divertida para la doctora), debía desparasitarlo, y al final de eso, le pondrían las vacunas. El castaño suspiró, el proceso sería un poco largo, pero se encargaría, después de todo. Ese perrito le había encantado.

Así que lo primero que hizo fue tomar al cachorro en brazos de nuevo, y acomodándolo en su brazo izquierdo, comenzó a llenar un balde grande con agua tibia. Preparó un poco de jabón y unos minutos después se hallaba lavando al animal con cierto asco, pero aun así haciendo lo que la veterinaria le había dicho.

—Bueno, no estás tan sucio así que no me quejo realmente.— dijo frotando al perrito con la mano enjabonada. Luego al enjuagarlo le sacó el máximo de bichitos que pudo, tratando de no pensar realmente en ello. Mientras lo secaba, el perro lo miraba fijamente, dejándose hacer.— Dime perrito, ¿te gusta el nombre Yoda o Dumbo? No te quedaría mal, tienes unas orejas enormes.— el perro ante esto resopló, como si lo hubiera entendido y él no pudo evitar sonreír.— Es broma, es broma. Bien, creo que Channie me gusta...— Baek le lanzó otra mirada al perrito en sus brazos, ya seco, y sonrió aún más.— Bienvenido a casa, Channie.

A las dos primeras semanas, Baekhyun se dio cuenta de que no sería sencillo. Cuidar a un perro había sido, sin duda, la tarea más difícil que el castaño había hecho en su vida. El animal no era tranquilo de ninguna manera, se movía de acá para allá, mordiendo, meando y cagando todo a su paso. El pobre sofá no se había salvado del pequeño baño que Channie le había hecho. Baekhyun estaba realmente estresado, el pequeño era realmente inquieto, y él solo podía correr detrás del peludo cada dos por tres y agotarse como si hubiera ido al mismísimo gimnasio.

—¡Quieto Channie!— por fin había logrado agarrar al perrito con sus manos, levantándolo y sujetándolo contra su pecho, y sentándose en el suelo para descansar, suspiró. El cachorro sólo se giró y comenzó a morder y lamer su mano cual inocente culpado. Baek le echó una mirada de molestia.— No vas a hacerme caer por eso, perro. Vas a dormir afuera.— Baekhyun se levantó y caminó a la puerta que daba al patio trasero de su pequeña casa. Dejó a Channie en el suelo y lo miró de arriba.— Estas castigado, Channie. Pero tranquilo, podrás cagar y mear este espacio cuanto quieras.— Channie lo miraba desde abajo, sentado en sus patas traseras, moviendo la cola y ladeando la cabeza. Baek negó y lo señaló, colocando su brazo izquierdo en su cintura.— ¡No voy a caer ante tu mirada, que te quede claro!— dicho esto, entro a la casa. A limpiar el desastre.

Channie (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora