Cuanto cambian las distancias cuando se está solo. Y digo solo, en general, y no solitario o soltero, porque de lo que hablo es de estar solo, en medio de muchos otros solos. Los imagino solos, a imagen y semejanza, sin preguntarles si les gusta el mote de solos. Con seguridad obtendré una negativa como respuesta, ¿a quién le gusta caminar solo? Caminar la vida, no el trayecto que te separa de la verdulería, o el mercadito que te vende foquitos que no encajan en ningún lado.
Con algo de amargura, y una pizca de miedo, doy un paso al frente. Me gusta explorar el estar solo, entre medio de tantos solos que imagino solos. Me gusta sentirme infinitamente solo, que me separen kilómetros de soledad del que está sentado en la mesita de al lado, aunque de tanto en tanto rocemos codo. Cuando se está solo, se está solo de enserio, no me vengan con pavadas.
Un pequeño deseo se empieza a hacer presente. El sueño comienza, con que un alma perdida y a la deriva, repose a tu lado (o enfrente, da igual si la mesa está casi vacía. El casi soy yo, o vos) y comparta su soledad, para transformarla en dos soledades, o lo que comúnmente se dice, compañía. Pero de repente, otra opción aparece. ¿y que si nadie aparece? ¿y que si somos eternamente una figura en la pared con un vaso en la mano? Si tomamos en cuenta que el ser es lo más importante que tenemos en este lugar llamado tierra, teniendo en cuenta lo que yo pienso claro, el ser una figura en la pared con un vaso en la mano es tan válido como ser la familia feliz que sale en las publicidades de seguros de vida.
Mi relato termina hoy accidentado, como mi noche, por agentes externos, porque aun cuando hablamos de soledad, no estamos nunca solos. Porque te visita esa parte de vos que tiene experiencia en la soledad, esa que dejaste en el olvido por un buen rato, y que, sin guardar rencor, vuelve a golpear la puerta. Nunca estás solo, nunca estoy solo, nunca estamos solos.
Trágicamente, cuando más lo necesitas, o cuando menos, la soledad, en este mundo, es cosa de soñadores, que se sueñan solos entre tantos otros solos.
ESTÁS LEYENDO
Palabras ahogadas en vasos de cerveza
RandomLas luces tenues de un bar, la débil luz del alumbrado público colándose por tu ventana. Las noches son más noche cuando hay un vaso en la mano.