–¡Robaste mi maldita cámara, Caleb! –musité sintiendo como la ira crecía en mí a pasos agigantados.
Él cerró los ojos con fuerza para luego abrirlos con pesar y mirarme.
–Ya lo sé, no me lo tienes que recordar cada que algo no sale bien.
– ¿Entonces qué?
Giró sobre sus pies con fuerza, su espalda tensa me decía todo lo que necesitaba saber. De pronto, se dio la vuelta y me miró con ojos suplicantes.
–Vamos, róbame el corazón –lo estudié con incredulidad, sus palabras se me antojaban irreales –róbame el puto corazón y estaremos a mano.
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Vamos, Róbame El Corazón
Romance-Vamos, róbame el corazón -lo estudié con incredulidad, sus palabras se me antojaban irreales -róbame el puto corazón y estaremos a mano.