Día 1

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Hoy no era un día cualquiera, mis compañeros de viaje, Álvaro, Paulina, Eric, Inés, Enrique y yo, estábamos preparándonos para ver el anochecer. Desde lo alto de la montaña en la que estamos, hay unas vistas increíbles. ¡Se me olvidaba presentarme! Mi nombre es Alejandra, y mis compañeros y yo nos fuimos a esta "aventura" para poder ver el cometa B612 , que solo cruza el cielo cada 9000 años y justamente en una semana se cumplen 9000 años desde la última vez. Me senté en la orilla del precipicio y observé a mis compañeros, Paulina e Inés hablaban animosamente, Eric intentaba subirse a un gran árbol para luego lanzarse hasta la fresca hierva, mientras Enrique y Álvaro le animaban a lanzarse. Me reí inconscientemente y fijé mi vista en el cielo, que tenía un tono rosa anaranjado. El sol se estaba escondiendo y la luna salía para iluminar la noche.

- ¡Chicos!- grité- Venid, está anocheciendo.-Mis compañeros se sentaron a mi lado y observaron el cielo. Observé cómo uno de mis compañeros observaba el cielo con nostalgia.- ¿Te ocurre algo?- le pregunté extrañada.

- No, no, estoy bien- sonrió falsamente.

Asentí insegura y fijé mi vista en Álvaro, que había empezado a hablar.

- Después de esto podríamos hacer una fogata- propuso mirando a Enrique

-No me parece mala idea- contestaron Enrique y Eric al unisono.

- De acuerdo- contestamos Paulina, Inés y yo.

-Entonces, ¡está hecho!-dijo Álvaro y los tres chicos se levantaron y se fueron.

Entonces, mis amigas y yo, vimos a lo lejos unas luches parpadeantes surcar el cielo.

-¿Habéis visto eso?-preguntó Inés, a lo cual Paulina y yo asentimos.

- Qué extraño, vamos a investigar- propuse.

Paulina e Inés asintieron y caminamos hacia dónde pensamos que habíamos visto las luces. A lo lejos, vimos una silueta de una persona, Paulina nos estiró de las mangas de la camiseta para escondernos tras una enorme roca.

- Sh...-siseó la mencionada.- ¿Sabéis quien es?- preguntó y nosotras negamos con la cabeza.- Acerquémonos un poco más a ver.

Las tres caminamos sigilosamente hasta que alguien nos susurró al oído:

-¿Qué hacéis?- susurró una voz con tono siniestro.

Las tres nos sobresaltamos exclamando un "¡Ah!"

- Qué susto nos has dado Álvaro-susurró Inés frunciendo el ceño.

- No hagas ruido, hemos visto a alguien muy sospechoso allá a lo lejos.-dije señalando al horizonte- Mira...-me dí la vuelta y el sospechoso  ya no estaba.- ¡Ha desaparecido!-dije sin poder creerlo.

- No puede ser...-dijo Paulina.

- ¿Os referís a alguien que estaba bajo ese árbol agachado? -preguntó Álvaro aguantando la risa.

- ¿Cómo lo has sabi...?- no seguí mi pregunta pues me di cuenta de algo- ¿Eras tú?

- Sí, estaba recogiendo ramas para la fogata- dijo enseñando sus brazos llenos de ramas.

- Entonces...-empezó a decir Inés.

- ¿No había ningún ser paranormal?- pregunto Paulina con notorio nerviosismo.

- No...-dije desanimadamente.

- Venga caza cosas paranormales, que la fogata no se hace sola.-dijo Álvaro caminando hacia nuestras tiendas de campaña.

Seguimos a Álvaro a regañadientes. Preparamos la fogata, cenamos, contamos historias de miedo y nos propusimos irnos a dormir.

- Tengo que ir a...un sitio-dijo Paulina nerviosamente.

- No hay ningún problema- dije mientras la observaba sospechosamente, veía cómo se alejaba a dónde estábamos explorando antes.

Me fui a mi tienda que compartía con Inés y Paulina. Inés y yo nos quedamos hablando de lo de las luces parpadeantes de antes.

- ¿Qué crees que eran?- me preguntó Inés.

- No estoy muy segura- contesté.- Volvamos a investigar. Tengo el presentimiento de que encontraremos algo interesante.

Ella y yo salimos sin hacer ruido de la tienda y seguimos unas huellas muy peculiares. Las seguimos hasta un terreno dónde había una persona un tanto extraña. No tenía pelo, tenía una frente enorme pero la barbilla la tenía muy pequeña, era pálido, de ojos negros profundos y brillantes.

- No deberíais estar aquí, terrícolas, huir ahora o sufriréis las consecuencias-dijo la persona con voz distorsionada- Hay uno cómo nosotros ahora mismo entre vosotros, encontrarlo o veréis.

Inés y yo salimos corriendo asustadas hacia las tiendas de campaña, cuando entramos en la nuestra, vimos a Paulina durmiendo cómo un tronco. Nos tumbamos en nuestros sacos, pensamos un plan para encontrar al Alien infiltrado y nos dormimos.

Un Alienígena InfiltradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora