Capitulo #1 Parte #3

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...Sin embargo, dejando a un lado esos hechos, tenía fama de ser un absoluto bastardo en los negocios y con las mujeres, se decía que era extremadamente inteligente y astuto, pero también arrogante, despiadado y frío; el tipo de hombre que, como marido, se lo habría hecho pasar mal a su sensible hermana Valerie y a su mascota, Fluffy. Por suerte, Hailey no se consideraba sensible. Obligada a convertirse en adulta antes de tiempo y a cuidar de su madre dependiente, se había forjado un carácter duro, a los veinticuatro años, ya sabía que los hombres no solían sentirse atraídos por ese tipo de carácter, ni por su apariencia exterior. Hailey no era guapa ni femenina, y los chicos con los que había salido habían sido, salvo con una excepción, más amigos que amantes. Nunca había aprendido a flirtear ni a jugar a juegos de chicas, y pensaba que tal vez fuese demasiado sensata. Sin embargo, durante unos meses maravillosos, había estado profundamente enamorada, hasta que la relación se rompió debido a sus responsabilidades para con su madre inválida. Y aunque su apariencia no podría haberle importado menos, sí que era lista, y había descubierto que ganar premios y aprobar exámenes con buena nota era algo que asustaba al sexo opuesto.

Los hombres que conocía también solían salir huyendo cuando Hailey daba su opinión, aunque no fuera asunto suyo. Odiaba la injusticia y la crueldad en cualquier forma. No aprobaba la actitud complaciente con la que su madrastra, Ingrid, halagaba constantemente a su padre. No era sorprendente que incluso Valerie, la hermana a la que tanto quería, hubiera crecido con una buena dosis de ese gen complaciente. Solo su hermana pequeña, Tiana, nacida de la aventura de su padre con su secretaria, se parecía a ella en ese sentido. Hailey nunca había sabido lo que era sentirse impotente hasta que se encontró a sí misma concertando una cita para ver a Harry Styles...era una idea absurda, un plan inútil.

Cuarenta y ocho horas después de que Hailey ganara la batalla a su orgullo y concertara la cita, el ayudante personal de Harry le preguntó si quería recibir a la hija de Mario Blake, Hailey Blake, de manera inesperada, Harry recordó al instante la furiosa mirada azul y los magníficos pechos de aquella mujer morena. Aquella aburrida cena se había vuelto casi soportable gracias a la visión de aquel pecho que desafiaba a la gravedad, aunque ella no había apreciado sus atenciones. Pero ¿por qué diablos iba a querer hablar con él la hija mayor de Blake? ¿Esperaba actuar como la negociadora del anciano? Chasqueó los dedos para llamar a un ayudante y pidió un informe sobre Hailey antes de concederle la cita al día siguiente.

A la tarde siguiente, vestida con un taje pantalón gris, que normalmente reservaba para entrevistas, pero que sabía que le daba la dignidad que tanto necesitaba, Hailey esperaba en la recepción del elegante edificio de cristal y acero inoxidable que albergaba la sede londinense de la empresa de mensajería HS. Que Harry hubiera utilizado sus iniciales para imprimir su personalidad en su vasto imperio empresarial no le sorprendía en absoluto. Se le aceleró el corazón al pensar en lo que le esperaba.

–El señor Styles la recibirá ahora, señorita Blake –le dijo la atractiva recepcionista con una sonrisa ensayada que Hailey no pudo igualar.

Sin previo aviso, Hailey empezó a sentirse mareada por los nervios. Era demasiado inteligente como para no darse cuenta del bochorno que le esperaba y no estremecerse. Se recordó a sí misma que el multimillonario griego no era más que un bruto con demasiado dinero y una incapacidad para ignorar el escote del vestido de una mujer. Se puso roja al recordar el vestido que le había pedido prestado a una amiga para aquella estúpida cena, aunque su mirada había hecho que se sonrojara y le había recordado por qué solía cubrirse esos atributos en particular, le había sorprendido su aparente indiferencia hacia su hermosa hermana Valerie.

Cuando Hailey Blake entró en su despacho con paso firme, Harry se dio cuenta de que no iba a recibir una ofensiva suave y encantadora. El traje pantalón que vestía no hacía nada por realzar sus curvas de mujer. Llevaba el pelo castaño recogido y nada de maquillaje. Para un hombre acostumbrado a mujeres muy acicaladas, su actitud displicente por causar una buena impresión le parecía casi grosera.

BODA SIN SENTIMIENTOS {H.S.} *AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora