Hola...siento muchísimo el no poder actualizar tan seguido como prometí, espero poder mejorar eso, así que los dejo con la próxima parte de este capítulo. Disfruten...xoxoxoxo *KC*
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–Me ha pillado por sorpresa –admitió ella.
–Pareces perpleja ¿Por qué? No deseo la típica esposa. No quiero vínculos emocionales, exigencias ni restricciones, pero, en el aspecto práctico, una mujer que desempeñe ese papel sería de gran ayuda en mi vida.
–Tal vez no me dé cuenta de lo que gano yo en esto; salvo que usted compraría la cadena de hoteles de mi padre y eso aseguraría el futuro de mi madre.
–Si me casara contigo, yo me encargaría de la seguridad económica de tu madre durante el resto de su vida –explicó Harry–. Incluso aunque más tarde nos separásemos, ya no tendrías que preocuparte por su cuidado nunca más, ni ella tendría que depender de tu padre. Me aseguraré personalmente de que tu madre tenga todo lo que necesite, incluyendo el mejor servicio médico disponible para alguien en su situación.
Sus palabras la rodearon como un trueno anunciando un amanecer más brillante. Al instante pensó en los extras que podrían mejorar la calidad de vida de Alma, su madre. En lugar de sus esfuerzos caseros, las sesiones de fisioterapia profesional podrían fortalecer los miembros gastados de su madre y tal vez pudieran encontrar algo que aliviase sus dificultades respiratorias.
Se dio cuenta de que Harry era lo suficientemente rico como para cambiar radicalmente la vida de su madre. Una joven con uniforme de niñera entró en la sala con un bebé de unos dieciocho meses en brazos y dos niños pequeños tras ella.
–Gracias. Deja a los niños con nosotros –ordenó Harry.
En cuanto la niñera dejó al bebé en el suelo, la niña comenzó a llorar desconsoladamente, un niño de unos tres años se agarró a la pierna de Harry y el mayor se detuvo en seco a pocos metros de distancia.
–No pasa nada, pequeña –Hailey tomó en brazos al bebé y la niña dejó de llorar y se quedó mirándola
– ¿Cómo se llama? –preguntó Hailey
–Elena... y este es Franco –le dijo Harry mientras se quitaba al niño de la pierna con dificultad y le daba un suave empujón en dirección a Hailey, como si esperase que el niño se agarrase a ella en su lugar.
–Y tú debes de ser Nicolás –le dijo ella al mayor mientras se agachaba para saludar a Franco.
– Mi hermana Valerie me dijo que te han regalado una bici nueva por tu cumpleaños.
Nicolás no sonrió, pero se acercó más cuando ella se sentó en el sofá con el bebé en brazos. Franco, que obviamente estaba desesperado por llamar la atención, se sentó a su lado e intentó subirse en su regazo con su hermana, pero no había suficiente espacio.
–Hola Franco.
–Nicolás, cuida tus modales –dijo Harry con severidad. Con una mirada asustada, Nico extendió el brazo para estrecharle la mano formalmente, aunque sin dirigirle la mirada. Hailey lo invitó a sentarse junto a ella y le dijo que era maestra. Cuando le preguntó por el colegio al que iba, el niño la miró asustado y después giró la cabeza. No era difícil imaginar que Nico podría estar teniendo problemas en el colegio. De los tres niños, Franco era el más normal, lleno de energía y con necesidad de atención y diversión. Nico, sin embargo, estaba tenso, mientras que la niña se quedó muy callada.
Tras media hora, Harry ya había visto lo suficiente para convencerse de que Hailey Blake era la mujer que necesitaba para facilitarle la vida. Su calor y su energía atraía a los niños, y estaba completamente relajada con ellos, mientras que su hermana se había mostrado nerviosa y, aunque simpática, demasiado ansiosa por complacer.
Hailey, por otra parte, emanaba una autoridad tranquila que infundía respeto. Harry volvió a llamar a la niñera para que se llevase a los niños.
–Mencionó algo de condiciones... –le recordó ella, intentando ceñirse a los hechos necesarios. Aun así, cuando intentó aceptar que estaba considerando la idea de casarse con el magnate griego, la idea le pareció tan remota e irreal que sus pensamientos se quedaron nadando en un mar de perplejidad.
–Sí –de pie junto a la ventana, con la escasa luz del sol iluminando su pelo negro y realzando los ángulos de su cara, Harry llamó su atención sin ni siquiera intentarlo. Sin embargo, lo que dijo después la pilló desprevenida
–Tengo una amante, y ella...mejor dicho Mariana no es negociable. Ocasionalmente también tengo otros intereses. Soy discreto. No provoco titulares sobre ese aspecto de mi vida.
Aquel nivel de franqueza, cuando ella se había acostumbrado a su secretismo frío, dejó a Hailey sorprendida. Tenía una amante llamada Mariana ¿Sería ella una amante cautivadora como su nombre? Daba igual, evidentemente no le era fiel y no era hombre de una sola mujer.
A Hailey se le sonrojaron las mejillas al imaginarse cosas que no quería imaginarse teniéndolo cerca. Bajó las pestañas avergonzada, pero su cerebro rebelde seguía proporcionándole la imagen de aquel cuerpo bronceado enredado con el de una rubia sexy.
–No espero tener intimidad contigo –dijo Harry–. Por otra parte, si decides que quieres tener un hijo, sería egoísta por mi parte negarte esa opción.
–Bueno, siempre queda la fecundación in vitro –respondió Hailey.
–Por lo que he oído, no es fiable.
Hailey se quedó mirándose los pies. Tenía una amante. No esperaba compartir la cama con ella. ¿Pero eso en qué la convertía? En una esposa que no era una esposa salvo en el nombre.
– ¿Qué tipo de vida se supone que debo llevar? –preguntó abruptamente, levantó la cabeza y sus ojos azules brillaron como hojas bajo la lluvia.
– ¿Qué quieres decir? –preguntó Harry, satisfecho de que no hubiera mostrado ni fastidio ni interés por el tema de su amante. Aunque, ¿por qué debería importarle lo que hacía? Esa era exactamente la actitud que deseaba que adoptara.
– ¿Espera que yo también tenga amantes, discretamente? –quiso saber Hailey, mirándolo mientras las mejillas se le sonrojaban, luchando con todas sus fuerzas por controlar la vergüenza. Era una pregunta justa y sensata, y se negaba a permitir que la mojigatería le impidiera formularla.
–Por supuesto que no –respondió él.
Hailey frunció el ceño.
–Estoy intentando entender cómo espera que funcione un matrimonio así. No estará sugiriendo que una mujer de mi edad debería aceptar un futuro en el cual cualquier forma de intimidad física va contra las normas.
Puesta así, su objeción parecía razonable, pero Harry no podía aceptar la idea de una mujer infiel, igual que no aceptaría cortarse el brazo derecho.
–No puedo aceptar que tengas amantes.
–Es un doble rasero muy hipócrita –murmuró Hailey, y le hizo gracia su reacción horrorizada, aunque no entendía por qué se sentía así. ¿De modo que lo que era válido para él no lo era para ella? En cualquier caso, apenas podía creer que estuviera teniendo una discusión así con él. Al fin y al cabo, era una virgen de veinticuatro años, una información que sin duda le sorprendería casi tanto como la idea de tener una esposa con apetito sexual independiente. En respuesta a aquel comentario desdeñoso, Harry la miró con odio y con los ojos encendidos como carbones.
–No me hables en ese tono...
«Lección uno», pensó Hailey. «Tiene un temperamento muy volátil». Tomó aliento e intentó disimular lo divertida que le parecía su reacción de incredulidad ante la idea de tener una esposa adúltera.
–Le he hecho una pregunta razonable y usted no me ha dado una respuesta razonable. ¿Cuánto tiempo espera que dure este matrimonio?
–Al menos hasta que los niños crezcan.
–Mi juventud –resaltó Hailey sin emoción alguna, pero era cierto. Para cuando los niños tuvieran independencia, sus años de juventud habrían quedado atrás. Harry estaba observándola, recordando sus curvas con aquel vestido de noche que llevaba la primera vez que se vieron. Unos pechos firmes y unas caderas generosas. Se sobresaltó cuando aquella imagen mental provocó cierta rigidez en su ingle.
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BODA SIN SENTIMIENTOS {H.S.} *Adaptada
Любовные романыArgumento: La Heredera y El Millonario despiadado llegaron a un trato. Pero ella no leyó la letra pequeña... ¡Que les obligaba a compartir cama! Tras haber logrado salir de las calles de Atenas, Harry Styles creía haberlo visto todo. Hasta que Hail...