SERPIGO

35 4 5
                                    

PRIMER CAPÍTULO

"Silencio..., porque siempre hay tanto silencio..."

Una oscura noche empapada de niebla, sin luna ni estrellas acechada sobre mi oscura cabeza... todo era silencio, todo era oscuridad...

Normalmente mi imaginación estaría cabalgando por las estrechas calles negras y húmedas, perseguida por un ruido escalofriante y perverso, sintiendo el helado aliento maligno del monstruo, mientras su silueta aparece y desaparece a mi lado... Vamos, todo un espectáculo.

No obstante, el miedo merodeaba mi ligero y demacrado cuerpo, esperando ver la luz para salir de la oscuridad cegadora y escapar de él. "Aquí no hay nada, estoy solo" me repetía una y otra vez... mis pasos eran silenciosos... en ese suburbio yo no existía...

De pronto, un gélido suspiro aparece detrás de mi.

Respiro profundamente.

Serpigo ya ha llegado...

SEGUNDO CAPÍTULO

-Buenos días, Eron.- dijo Teresa, su madre.

-Dejame mamá, hoy no tengo ganas de levantarme...- dijo acurrucándose en la almohada.

-Bueno, son las siete, a y media te despierto que tienes que ir al colegio, y a esa hora o te levantas, o te pasas el fin de semana sin consolitas de esas.- exclamó con autoridad Teresa.

Mientras Eron dormía, Teresa fue al supermercado a comprar un par de botellas de leche, le parecieron un poco extrañas porque el día anterior eran blancas, y hoy eran negras. Pero las compró igualmente, además, si es la marca de siempre, que más da si le han cambiado el color de las botellas. Al llegar a casa, se propuso a guardar la leche y demás cosas que compró en la nevera. Acto seguido fue al jardín a contemplar sus preciosos rosales y sus pequeños manzanos.

TERCER CAPÍTULO

"Cuánta luz... ¿Qué hora es?" Dijo Eron entre bostezos.

Era un día muy soleado y hacia calor aunque el invierno empezaba. Eron se levantó y bajo a almorzar cualquier cosa... se extraño al no ver a nadie en casa.

Cogió la leche de la nevera, miró la botella. "¿Desde cuando es así?" Se dispuso a verterla en un vaso. "NEGRA! ¿Pero qué...? ¿Qué es esto?" La cara de Eron cambió por completo, era repugnante, un liquido negro como el petróleo, viscoso como la miel, y con un olor tan desagradable que si pudiera se habría sacado la nariz.

Estaba atónito.

"Maaaaammááááá" Nadie contesto. "Maaaaammmááá" Insistió Eron.

No obtuvo respuesta. Algo raro pasaba.

Dejo el vaso oscurecido. Y se encamino a explorar la vacía casa. Después de ver que la cama de sus padres estaba sin hacer y el coche en el garaje, pensó que algo pasaba, cogió la mochila y se preparo los libros, y acto seguido se fue andando hacia la escuela, no había nadie por la calle. "¡Jolín mamá me ha despertado pronto esta vez!

Llegó a la escuela y estaba cerrada. "A ver si será sábado... " Exclamó Eron aturdido. Se percató de que hoy no era un día normal y decidió ir hacia casa.

"¡¡Mierda. Han venido los extraterrestres, todo el mundo a huido y nadie me ha avisado!!" Pensó mientras andaba apresuradamente temiendo lo peor. Pero aunque no había nadie en la calle, tampoco había rastro de cualquier cosa anómala.

Al llegar a casa subió a su cuarto y rebuscó por todos los rincones algo que le sirviera para un ataque extraterrestre y vació su mochila del colegio. En ella puso todas las canicas que tenia, el tirachinas que le regalo su padre a los doce años, una raqueta de tenis con sus pelotas verdes, y un par de bambas por si acaso. Después se encaminó a explorar la casa de nuevo, quizás sus padres estaban escondidos. Pero no encontró a nadie. También fue al garaje, allí cogió una cuerda de escalar, una brújula y el casco de su padre. "Con algo me tendré que proteger. Mmm...., alguna arma debe de haber en casa..." pensó mientras rebuscaba entre cajas llenas de recuerdos. Encontró una escopeta vieja, nunca la había visto pero supo que era de su abuelo al ver sus iniciales grabadas.

SERPIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora