Esta historia transcurre en el año 2007. Hice que el relato tuviera lugar en ese año porque intenté hacer calzar la historia lo más posible con los hechos verídicos. Sin más preámbulos espero que disfruten la lectura.
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Sentado en el suelo de rodillas acomodó por última vez el ilícito polvo blanco con la navaja, acercó su nariz a la mesa e inhaló con fuerza, ingresando toda esa raya de cocaína a su sistema y lanzándose al suelo con brusquedad una vez terminado el proceso, tirando de su cabello con fuerza y derramando lágrimas que recorrían con suavidad sus pálidas mejillas.
Era rutinario, mismo dolor, mismo sentimiento, mismo desahogo, mismos motivos. Se supone que con el tiempo las heridas sanan, entonces ¿por qué sigue doliendo como la primera vez? ¿Por qué no simplemente se acostumbra al dolor?
Eran tan profunda la herida que tenía, y lo único que hacía era tratar de igualar el dolor que le producía llenando sus muñecas de cicatrices y su cuerpo de cocaína.
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Decir que Corey estaba preocupado por Jordison era poco, marcaba al teléfono del baterista cada día, sin recibir respuesta. Además, cada uno de los integrantes había ido personalmente a golpear su puerta en vano, pues lo único que lograban al insistir o gritar era que el dueño de casa se pusiera los audífonos y los ignorara.
"Basta" se dijo a sí mismo, cansado de no saber nada de Joey, subió a su vehículo, no sin antes tomar una palanca de hierro, no se iría de allí sin el menor.
Manejó con el ceño fruncido, con su mente divagando en él, el pequeño de gran talento en la batería y largo cabello liso, no podía negar la fascinación que tenía al verlo tocar, al verlo a él haciendo lo que amaba, más concretamente, al verlo a él, la manera en la que sonreía. Hace tanto tiempo que Joey no le da el placer de ver sus labios curvarse en una mísera muestra de felicidad. Ser la causa de ella es secundario, sólo quiere verlo feliz.
Estacionó el automóvil frente a la reja de la casa y tocó el timbre. Lo mismo de siempre, no se dignaba a abrir.
"¡Jordison, o abres la maldita puerta o yo mismo lo haré!" vociferó. Silencio absoluto, no se escuchaba ningún sonido proveniente de la casa.
Regresó a su auto, tomó la palanca y saltó la reja con facilidad, caminó a paso rápido hasta la puerta principal y golpeó con fuerza.
"¡Última advertencia!" hubiera entrado por la ventana si ésta no tuviera rejas. Las cortinas estaban -inusualmente- abiertas, Corey se asomó a mirar por el hueco que se abría entre ambas cortinas y lo que divisó lo hizo desear con más fuerza destrozar la puerta.
"¡Mierda, Joey!" tomó la palanca y la colocó entre la puerta y el marco de la misma, empujó y después de unos pocos intentos la puerta cedió, dando paso así al desesperado vocalista.
En una esquina de la habitación, apoyado en la pared y sentado en el suelo en posición fetal, lloraba rodeado de navajas y vidrios rotos, se jalaba el cabello con sus brazos casi tan destrozados como su corazón.
Se arrodilló en el suelo al lado de Joey, agarró sus muñecas para lograr que dejara de tirarse el cabello hasta arrancárselo, una vez cumplido, tomó sus mejillas con ambas manos e hizo que le mirara a los ojos.
Sin poder evitarlo se lanzó a llorar junto al menor, acariciando sus mejillas con los pulgares y limpiando sus lágrimas y su nariz de restos de cocaína.
"No me vuelvas a hacer esto, por favor Joey" las lágrimas no cesaban, Joey lloraba con intensidad mientras observaba los hipnotizantes ojos de su querida y más oculta atracción "te amo, Joey, verte así me lastima. No necesitas a esa perra estúpida que hirió tus sentimientos. Sólo mira lo que le hizo a esa linda sonrisa, a esos hermosos ojos y a ti en general. Eres la persona más especial y adorable que en mi vida he conocido y si ella no valoró eso que se joda, pero no te hagas daño por su culpa, no te lo mereces, ella es la que merece todo el daño que te has provocado. Sé que es bastante irónico que lo diga yo, pero te lo digo porque yo también he tocado fondo de forma similar a la tuya, y quiero ayudarte".
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Entre lágrimas y cocaína - Jorey
FanfictionDerrumbado por los sentimientos y pulverizado por la droga, Joey deja de preocuparse de sí mismo y comienza a consumir sustancias ilícitas, a destrozar sus nudillos contra la pared y a encerrarse en su casa sin siquiera contestar el teléfono. Corey...