❝ Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó.
Dijo que había contemplado, desde allá arriba la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.-El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. ❞
—El Mundo, Eduardo Galeano.
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Barrio Emérida ©
Teen FictionNíkolas Ilich proviene de una familia de tradición circense, y cuando sus padres se enteran de que ha decidido cambiar el trapecio por un montón de libros y una carrera universitaria, no pueden hacer más que pegar el grito en el cielo. No creía que...