Capítulo 8

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—Hinata Shouyou—

Si, soy un completo cobarde. Escapé de él nuevamente por miedo, le quería y no me hacía nada fácil el escuchar aquellas palabras salir de su boca.

Había caminado sin rumbo alguno después de parar de correr, no sabía ni siquiera dónde estaba, pero era mejor que escuchar sus palabras nuevamente.

—¡Hinata! —paré en seco y antes de hacer algo unos brazos me abrazaron por detrás, impidiéndome avanzar. Mi respiración se cortó—. Lo siento, perdón... ¡Perdóname! —abrí mis ojos por completo—. Las palabras que te dije ese día no las tomes en cuenta, no sabes el dolor que me provocó el ver besándote con otro. No lo soporté y te dije esas palabras sin pensar. Perdóname.

Las lágrimas salieron de mis ojos y le alejé con dolor.

—Me hiciste daño.

Susurré. Bajó la mirada y asintió.

—Lo sé.

—No sabes cuanto deseé poder olvidarme de ti, de poder borrarte junto con esas horribles palabras que me dijiste. Dolió, ¿sabes? El que me miraras de aquella forma que me hizo venirme aquí—arrugué la polera entre mis manos y me atreví a mirarle a los ojos—. Pero aún así, a pesar de todo seguí queriéndote—sollocé.

—No llores—limpió mis lágrimas—. Este último tiempo que no estuviste a mi lado te extrañé mucho, hasta el punto de darme cuenta de lo importante que llegaste a hacer para mí—abrí mis ojos por completo, me sonrió de lado con la mejilla levemente sonrosada—. No te vayas de mi lado nuevamente, no aguantaría—me apegó a su cuerpo con nuestras miradas fijas—. Te amo, Shouyou.

Algo dentro de mí se removió, como si se encendiera nuevamente y las lágrimas que habían logrado parar salieron de mis ojos nuevamente.

Y cuando me di cuenta nuestros labios se habían apegado inconscientemente, aquel tanto cálido que no probaba hace tiempo. Recordé el primer beso que nos dimos, torpe e inexperto, pero lleno de sentimientos y una calidez que no eh podido borrar hasta el día de hoy.

Al separarnos juntó nuestras frentes y sonreí con alegría, por fin le tenía a mi lado, la persona que más quería estaba por fin a mi lado.

—No dejé de pensar ni un día en ti—solté de golpe—. Te quiero mucho.

Achicó sus ojos con arrepentimiento y antes de que dijera algo posé ambas manos en su rostro y le dediqué una sonrisa.

—Está bien.

—Perdón.

Negué al borde de las lágrimas, este chico siempre fue juzgado por tener un mal carácter, pero en realidad es todo lo contrario o al menos a mi lado era de esta manera y amaba aquello.


—Kise Ryouta—

Sonreí algo forzado apoyando mi hombro contra el muro inclinando un poco mi cuerpo, lo sabía muy bien.

Hinata sólo tenía ojos para él.

Respiré con profundidad, la opresión en el pecho y el nudo en la garganta me dificultaba mantenerme firme. No quería llorar, ¿para qué hacerlo? Él es feliz, y así debería quedarse.

—No pensé que dolería tanto—susurré. Mordí mi labio inferior y una lágrima rebelde escapó de mis ojos.

Ja... ¿Hace cuánto que no lloraba?

No era de esas personas que lloraban cada dos por tres, pero tampoco es como si nunca llorara. Extraño.

—Qué patético te ves—di un brinco, giré mi cabeza encontrándome con Kasamatsu.

Extrañamente tenía algo inexplicable en la mirada, algo que jamás aprecié a lo largo de nuestra extraña amistad. Me tomó de la muñeca, arrastrándome por la vereda.

—¿Ka-Kasamatsu-senpai? —susurré desconcertado, giró un poco su mirada para verme y luego bufó—. ¿Qué sucede?

Paró en seco, giró a verme y me sorprendí al ver su expresión.

—Sonríe—golpeó con su palma mi espalda, perdí un poco el equilibrio y luego lo miré con los ojos brillantes. Este desvió la mirada.

—¡Senpai! —le sonreí.

—Lo superaras, yo sé que puedes.

Asentí algo feliz. Llegamos al lado de una máquina de refrescos y saqué dos jugos de naranja, le entregué una lata a este mientras me sentaba en la orilla de la vereda.

—¿Usted se ha enamorado? —me miró, luego desvió la mirada.

—Obviamente, soy una persona como cualquier otra—bufó. Reí entre dientes.

Me quedé un momento en silencio.

—Idiota—susurró—. Es un completo idiota, no sabe comer bien y no ha madurado para nada—se quejó—. Pero...—sonrió y sus ojos brillaron.

Wow, es la primera que lo veo sonreír de esa manera.

—La manera de conllevar las cosas, su fuerza mental y física, su intelecto, su carácter, su forma de ser... Su sonrisa. Cada cosa que viene de él me llena.

Me sorprendí ante sus palabras.

—Esa persona debe ser muy afortunada—le sonreí, nos quedamos viendo a los ojos por un momento y luego apartó la mirada caminando con algo de prisa.

—A entrenar.

—¡Sí, Kasamatsu-senpai!

El peor ERROR de Mi Vida | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora