Existen dos tipos de personas: Las que piensan antes de cagarla y las que la cagan y luego piensan.
Y para nuestra suerte, entre esas nos encontrábamos nosotros; yo del tipo de que la cagaba siempre y tú eras el que pensaba mucho.
Y por mucho tiempo insistí en que te dejaras llevar por el momento, en que dejaras de pensar en las consecuencias de nuestros actos; pero tú tan terco como siempre, no quisiste.
Te quise enseñar mi mundo y te dio tanto miedo que te pusiste a pensar en las consecuencias, las cuales eran que yo solo te iba a traer desenfreno, algo que estaba muy prohibido para ti; y me dejaste.
Fue el momento en que supe que era suficiente que no iba a dejar que alguien me detuviera, que no iba a dejar que la vida se me pasara en vano.
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Lagunas en mi mente
RandomNo es una historia; solo son palabras que me desbordan el alma.