Capítulo 13

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Haylin

El recorrido a Manhattan ha ido tranquilo. Stewart no pronuncia palabra alguna durante el recorrido; noto que es serio, callado y muy profesional... Cuando pienso en esa palabra, toda mi conciencia no puede evitar sentir culpabilidad; es inevitable. Sin embargo, una parte de mí siente una gran expectación con lo que sucederá en el apartamento. Percibo un deseo inexorable bullirme las venas. Pasamos por el gran puente de Manhattan. Observo con deleite las oscuras aguas cristalinas del Río Este a través de la tranquila noche. Aparto mi vista del maravilloso lugar, para deleitarme con el misterio que inspira Kerian detrás de esas gafas en la oscuridad. Su cabello marrón que cae con parsimonia sobre la frente, su nariz recta y labios perfectamente cincelados... Él es una maravilla de hombre, y no sólo por su físico; no. Admiro la fortaleza con la que ha enfrentado todos esos problemas en el pasado, la fuerza que ha mostrado ante Jennifer hoy, cómo enfrentó su beso, sus golpes... Absolutamente todo; a excepción del desliz de la semana pasada. En ese momento, todo había sido muy repentino e inesperado para él.

Stewart aparca frente al edificio. Salimos rápidamente del coche y Stewart, sin pronunciar palabra alguna, se incorpora al pesado tránsito que se empieza a acumular en La Gran Manzana. Entramos al edificio sin hablar, tomada de su brazo, guiándolo hacia al apartamento. No puedo evitar ocultar mi nerviosísimo cuando nos acercamos a éste. Me libero de su brazo e inserto la llave con cierta dificultad. Segundos después, estamos dentro. El cálido aire del apartamento me invade, y de pronto siento mucho calor. Enciendo una luz, me quito los zapatos de tacón y Kerian se queda de pie frente a la entrada de la sala con una mano en el bolsillo.

-Cierra con seguro la puerta, Haylin. Esta vez no quiero nada de interrupciones -su voz es profunda y ronca. Me doy la vuelta y le miro. Es lo primero que ha dicho desde que nos subimos al auto. No puedo evitar sentir esa deliciosa sensación, ese misterioso cosquilleo en el vientre y ese pálpito irregular en el corazón.

Me dirijo hacia a la puerta. Rozo con el brazo a Kerian y sin querer mi respiración se entrecorta. Cierro con seguro la puerta y regreso de nuevo a la sala; esta vez intentando no rozar por ningún motivo a Kerian. Sin embargo, al pasar a su lado, su mano caliente en mi piel desnuda me detiene. Pierdo la razón y la cordura...

-¿Qué es lo que me sucede contigo? -soy consciente de que tengo los ojos cerrados y que he hablado en voz alta. Kerian me tortura con una lenta caricia en la espalda.

-Lo mismo me pregunto Haylin... -me doy la vuelta y su mano se aparta. Le miro extasiada-, no le encuentro explicación... Sólo sé que te deseo como no tienes idea. Cada vez que te beso, quiero más; no me puedo contener. Contigo nunca estoy satisfecho. Tu olor me atrapa y tu piel me atrae...

Miro con anhelo sus labios. Me acerco lentamente a él. Sus palabras me dejan totalmente extasiada... Ahora no me importa absolutamente nada. Basta de miedos estúpidos, simplemente tengo que dejarme llevar, debo vivir y disfrutar del momento mientras pueda; aunque sea lo incorrecto. Siento su respiración acelerarse mientras me voy acercando. Sus labios se entreabren levemente y yo los cierro con un profundo beso. Kerian gime al sentir mis labios. Los suyos me reciben sin queja, los atrapa y los empieza a torturar como sólo él sabe. El beso se hace más intenso y caliente. Me separo de inmediato, dejándolo con la respiración entrecortada. Le quito las gafas y dejo al descubierto la oscuridad de sus iris ámbar. Coloco las gafas en la mesita donde está el jarrón de porcelana y regreso hacia él rápidamente.

Esta vez no le beso; admiro su rostro pálido y sus labios rosados. Una barba de tres días cubre su mentón; lo acaricio con suavidad. Kerian suspira profundamente.

-¿Te proteges de alguna manera? -pregunta de inmediato-. Porque yo no...-Frunzo el ceño y tardo algunos segundos en reaccionar a su pregunta. Por supuesto, soy muy cuidadosa con ese tema; tomo la píldora.

Haylin: A través de tu piel |PARTE 1| EN EDICIÓN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora