Mi San Valentín ➳ HunHan

EXTRA 2.

Cuando un 2 de febrero MinSeok me dio un sobre blanco con una perfecta caligrafía que decía Luhan hyung me quedé bastante confundido. Cuando abrí el sobre y vi una carta con una letra que no reconocía, no sabía de qué se trataba aquello si era una broma de MinSeok o de algún otro idiota que no tenía nada que hacer. Al leer el contenido de esta, porque lo había leído por encima, me sorprendí bastante por aquellas palabras ¿qué sonriera como siempre? Ni siquiera me había dado cuenta de que no sonreía como siempre aunque si es verdad que últimamente mis ganas de sonreír se habían reducido.

>En esos momentos estaba pasando por momentos difíciles en mi vida, tenía 22 años y estaba en el último año de mi carrera aunque seguramente pronto debería abandonar la universidad aunque quizás con suerte me echarían de ella. No tenía suficiente dinero para pagarla y aunque tenía trabajo, mis padres tenían problemas económicos por lo que casi la mitad de mi sueldo era para ellos, la otra mitad era para pagarme el pequeño departamento en el que vivía. Esos eran los motivos por los que ya no sonreía apenas, por los que mis ánimos habían decaído y por los cuales no tenían muchas ganas de hacer nada. Aquella carta sin embargo me había sacado una pequeña sonrisa porque por fin alguien se preocupaba por mí, alguien que no era MinSeok, por fin alguien se daba cuenta de que aunque aparentara estar bien no lo estaba realmente.

>Las siguientes cartas fueron más extensas en ellas me contaba anécdotas, me decía cosas bonitas, cosas que nadie antes me había dicho, cosas que me encantaría poder escuchar algún día de los labios de alguna persona, de esa persona en concreto. Pero al pensar aquello me asustes bastante porque no conocía a aquella persona y no sabía que verdaderas intenciones tenía aunque en el fondo sabía que no me iba a hacer daño.

>Siempre que llegaba a mi departamento, sacaba el sobre con la carta y sentándome en la cama la volvía a leer, una y otra vez hasta casi sabérmela de memoria. Esas cartas eran lo único que me mantenían cuerdo, que me mantenían alejado de los problemas porque cada vez que me ponía a pensar en mi cabeza tan solo se posaban todos y cada uno de mis problemas, no eran tantos pero para mí, que nunca había tenido un problema así, era algo bastante grave. Cuando en una de esas cartas me contó una de sus peores vivencias, me sentí pequeñito mientras leía aquellas palabras porque a mí nunca me había pasado algo así, porque yo no había sufrido lo que él y deseaba poder haber sido yo en ese momento en vez de él, ser yo el que se llevara aquellas burlas y no él, porque no quería que se sintiera mal. Y ¿sabes lo que hice? — pregunte al pequeño niño de 9 años que se encontraba acostado en su cama, yo me encontraba con él, tumbado a su lado mientras acariciaba su cabeza.

—No ¿qué hiciste papi? — preguntó bastante animado, le encantaba escuchar nuestras historias de cuando éramos jóvenes.

—Le escribí una carta — susurre y este soltó una exclamación.

— ¿Enserio?

—Sí, pero me salió muy mal, no sabía que escribir, ponía muchas malas palabras y al final fue un desastre de carta.

—A mí me gustó — una voz que ambos conocíamos bien nos sobresaltó, dirigimos nuestras miradas a la puerta y vimos allí parado a SeHun con una sonrisa traviesa en el rostro — Sí que fue un poco desastre, pero recibir una carta tuya fue lo mejor que me puedo haber pasado en esos momentos.

— ¿Ah sí? — pregunte y este asintió caminando hasta la cama y sentándose en el borde.

—Sigue papi — Gire mi rostro para mirar a mi hijo y le revolví el pelo.

—Creo que es mejor continuar mañana.

—No papi yo quiero seguir escuchando.

—Sí, sigue papi, yo también quiero escuchar el resto — el tono burlón de SeHun hizo que alargará mi brazo y le diera un golpe en el hombro.