Llegué a casa después de un primer día agotador, subí a mi habitación, me puse cómoda y bajé a comer, mi padre no llegaba hasta la noche.
*Mas Tarde*
Eran ya las 11:00 y papá no llegaba, es raro siempre suele llegar a las 10:00, nunca se retrasa tanto y si lo hace, me avisa antes. Me estaba empezando a preocupar, a lo mejor no es nada y seré una paranoica una vez más. Pero por pensar no mato a nadie.
Entonces llamaron al timbre. Fui a abrir y me encontré con unos policias.
- ¿Señorita Evans?
- Si, soy yo - respondí ya algo extrañada.
- Siento decirle que su padre acaba de tener un accidente de trafico y esta grave en el hospital - me dijo con cara de pena.
- ¿Como...? ¿ Mi...Mi padre?, ¿En que hospital está? - dije explotando en un mar de lágrimas en el que cada vez me hundía más yo sola y del que nadie podría sacarme facilmente.
- Está en el hospital DrLuke, ¿Quiere que le llevemos? - me preguntó el otro policia, del que aún no había salido ninguna palabra de su boca.
Asentí levemente, no me salían las palabras para pronunciar ni un simple "Si", ahora era uno de esos momentos en los que quieres encerrarte, llorar y no salir nunca. Ahora mismo deseaba eso con todo mi ser.
Me monté a la parte trasera del coche patrulla, apoyé en mi brazo, el cual descansaba sobre el marco de la ventana. Había comenzado a llover, a través del cristal se veían las gotas de lluvia hacer una carrera entre ellas. Eso me recordó cuando de pequeña, me fijaba en una sola gota y confiaba en que ella ganaría, a veces si era la primera, otras no y me deprimía, pero rápidamente me fijaba en otra y mi esperanza volvía a empezar, como si reproducieran algo una y otra vez, ya esta grabado y siempre se verá el mismo sentimiento, pero tú, después de unas cuantas reproducciones ya no lo sentirás igual.
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