Yoongi sentía el viento mecerse con tranquilidad, moviendo suavemente la amaca en la que estaba tumbado. El silencio tranquilizador recorría sin prisa entre los arboles, meciendo las hojas, produciendo una armoniosa melodía acompañada por el lento canto de algunos pájaros.
El pequeño sentía la paz recorrer le, una extraña sensación que había añorado por tanto tiempo, una sensación que le había sido arrevatada hacia tanto...
Cerro los ojos al sentir las caricias brindadas por aquel ángel que había llegado a el y le había salvado de aquel profundo infierno. Se acuruno en el fuerte pecho del moreno, escuchando el latir revoloteando, sintiendo ese calor extendiéndose por todo su interior.
Sonrió, dibujando pequeños círculos en el pecho del menor, sintiendo el latir del corazón acelerado.
Sonrió, sintiendo como la tranquilidad de aquella tarde se dibujaba cálida a su alrededor.
Sonrió, acompasado con el leve murmullo de aquel hombre, de carias sueves y latir enamorado.
Sonrió, tatuándose las mil palabras de amor eterno en su piel
Sonrió, mirando aquellos pozos oscuros, que tanto amor le brindaban con cada amanecer, y con cada anochecer.
Sonrió, por primera vez en sus mil historias dolorosas, viviendo el cuento de un final feliz que tanto añoro.
-te amo, yoongi
Y sonrió
Sintiendo el añorado amor que tanto había buscado
Y sonrio.
Escribiendo una pagina mas de aquella nueva historia, que era su favorita.
