Extra- reconciliación

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Por mucho que Kuroo le suplicó esa noche, Kei simplemente se contuvo, la fiebre no quería darle tregua al moreno

—No quiero dormir. — Kuroo hacía un puchero, mientras el rubio lo miraba. — quiero que me hagas tuyo Tsukki.

—Por ahora lo único que tienes que querer es descansar. — Kei miró su teléfono y sonrió. — Mi hermano dice que no hay problema en que tú y yo compartamos habitación, mañana, dependiendo como amanezcas, te irás conmigo a casa, por ahora simplemente quiero cuidarte y ver que mejores.

El rubio se metió entre las mantas, pegando su cuerpo al de su pareja, Kuroo se quedó en silencio cuando sus ojos dieron de lleno con los de su pareja, no podía recordar, no podía si quiera pensar en otra cosa que no fueran esas grandes y bellas orbes, doradas.

La mañana fue muy movida, Akiteru no había perdido el tiempo y por mucho que no le gustaba la idea de que su pequeño hermano tuviera sexo o si quiera una persona durmiendo a su lado, estaba seguro de que Kuroo era una buena persona y que en realidad no era como si en algún minuto ellos no planearan vivir juntos, se quedaba feliz con la idea de que por ahora fuera bajo su techo, incluso si era por lo mal de salud que se encontrara el felino.

Kuroo tenía un poco de fiebre esa mañana, pero ya podía moverse mucho mejor de lo que el mismo podía creer, aunque sentía el cuerpo cansado por la fiebre y por el agotamiento al que había sometido su cuerpo.

Akiteruo lo había instalado en la habitación con Kei y le había dicho a su hermano que él se haría cargo de comprar algo de comida y de lograr mejorar al menor.

Kei entró al cuarto viendo como el muchacho estaba sentado en la cama, ordenando unas cosas, pero aun con la ropa de dormir puesta.

—Mi hermano dijo que lo mejor era que te mantuvieras en la cama, pero al parecer no tienes la intención de obedecer.

Kuroo sonrió, aunque aún tenía el rostro pálido y unas profundas ojeras, sonrió de manera seductor, reclinándose en la cama de forma sugestiva. —Nii-san no volverá, al menos no en unas horas, no crees que deberías darme la bienvenida.

—Haz estado en esta casa muchas veces Kuroo-san. — Kei habló, en un tono muy conocido para el moreno, se arrodillo en la cama gateando hasta él. —Acaso Kuroo-san ¿se siente solo? no te parece un poco ¿patético? —se llevó la mano a la boca, tratando de ocultar la pequeña risita que le provocada todo el tema.

—Odio cuando haces esos...— Kuroo se recostó tratando de darle la espalda al rubio, en un gesto bastante infantil. — no crees que merezco algo por todo lo que hiciste, fue tu culpa que terminara enfermo.

Kei sonrió, sabiendo como recompensar a su pareja. —Vamos Kuroo-san, no dijiste que querías una bienvenida, no te gustaría que inauguráramos la cama. —acaricio la pierna del moreno, sobre el pantalón, moviendo sus manos a la altura de sus rodillas. — anoche me pedías que te tomara y ahora me rechazaras, no crees que eso es un poco injusto. —Kei jugó con el borde de su pantalón, notando que el moreno no llevaba ropa interior, logrando que su miembro palpitara, obligando al de lentes a ubicarse sobre el cuerpo del felino.

—Kei...—los labios de ambos se tocaron en el exacto momento en que el moreno se disponía a reclamar, fue un movimiento rápido, pero sus cuerpos quedaron uno sobre el otro, el de lentes tomó la inciativa, mordiendo suavemente el cuello de su pareja, el pelinegro sentía el cuerpo caliente, al parecer tenía fiebre, pero si en algo conocía a su pareja, era el gusto por el dolor durante el sexo. — y dime Kuroo-san, crees que me puedas decir que no quieres que te tome como estas ahora, acaso no te gustaría que te tomara, que te tocara, en todas estas partes, dime Kuroo-san. — Kei metió sus manos en los pantalones del moreno, rozando su pene en toda su extensión, fue en ese instante que el rubio pudo notar como el líquido pre seminal mojaba sus dedos, al parecer cierto felino también quería jugar. —vamos Kuroo-san, quiero recompensarte.

Fue un segundo, cuando el pelinegro tomó la boca de su pareja con desesperación, el rubio se sorprendió al notar como el pelinegro se acercaba a él, tratando de sus bocas se unieran más y más.

Kei se abrió paso entre las ropas de su pareja, esperando aquella reacción que tan internalizado tenía, ese breve temblor que partía en las caderas del mayor y que terminaba con ese puchero, esa casi suplica de que el rubio lo tomara, que dejara de jugar, pero no paso hasta que las grandes manos del rubio suavemente delineara los contornos de las tetillas del otro.

—Kei...— Kuroo se restregó contra la cama, gimiendo suavemente el nombre de su pareja. — vamos, quiero mi indemnización. — Kei tomó las manos del moreno y con una corbata simplemente las sostuvo sobre sus cabezas, llevó las piernas del mayor sobre sus hombros y mientras lamias sus dedos, podía sentir el deseo vibrante en el cuerpo de su pareja.

—Creo que tienes fiebre, tu cuerpo se siente tan caliente. — rápidamente uno de sus dedos entró en el cuerpo de Kuroo, haciéndolo encorvar su espalda de forma brusca.

—Kei...—respiró con dificultad, mientras el rubio lubricada la entrada de su pareja, Kuroo se movía incomodo, cuando suavemente un segundo dedo irrumpió haciéndolo contener un grito de satisfacción. —ya no más, entra, te lo pido, solo entra...—el rubio no se contuvo, liberó su miembro y metiéndolo de forma grupo al interior del felino. — duele, duele....ahhh

—Kuroo-san, estas caliente, tu interior. — Kei sentía un calor envolvente, sentía que podría correrse en cualquier según. — Kuroo-san, quiero todo de ti, quiero tu cuerpo. — una estocada hizo que el moreno pegara sus piernas contra la espalda del rubio.

—Kei, Kei, Kei, un poco, solo un poco...—Kuroo iba correrse, cuando una de las estocadas del rubio dio en el punto exacto, haciendo que una vibración recorriera el cuerpo del más alto, obligándolo a gemir por desesperación.

—Kuroo...—Kei respiró con dificultad, tomó una de las piernas que descansaba en sus hombre y simplemente golpeo fuerte el interior de su pareja, al sentir como su pene era comprimido simplemente liberó su semen en el interior.

Kuroo tenía su semen sobre su abdomen, mientras el líquido blanco de su pareja goteaba desde sus glúteos. —te viniste dentro...

—Si. —Kei se había recostado a su lado. — si mañana te duele el estómago, prometo cuidarte.

Kuroo sonrió internamente, agradeciendo la moralidad de su pareja, sus reconciliaciones siempre serían las mejores.






FIN 

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2017 ⏰

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